miércoles, 26 de diciembre de 2012

Entrevista inédita a Michel Foucault: “los filósofos no nacen, son”

-TOMADO DEL SITIO SOCIOLOGIA CONTEMPORÁNEA-

El próximo mes de octubre el sello editorial Siglo XXI Argentina tiene previsto la publicación de El poder, una bestia magnífica. Sobre el poder, la prisión y la vida, un volumen que reúne una serie de entrevistas y artículos en los que Michel Foucault ahonda sobre temas ya conocidos de su proyecto intelectual.
Mientras tanto, el diario argentino La Nación nos adelante una por demás interesante entrevista inédita al castellano, concedida al fotógrafo estadounidense Jerry Bauer en 1978, en la que el filósofo francés habla acerca de cuestiones como la locura, el poder y la sexualidad.
Finalmente comentamos que para abril de 2013 Siglo XXI tiene planeado publicar dos libros más de Michel Foucault: el primero, bajo el titulo ¿Qué es usted, profesor Foucault?, reunirá de igual forma textos inéditos al castellano centrándose en el método de la arquitectura foucaultiana; el segundo, La inquietud por la verdad, agrupará textos relativos a la sexualidad y el sujeto.

Entrevista a Michel Foucault por Jerry Bauer

—¿Por qué usted, sin ser antropólogo, se interesa más, desde un punto de vista filosófico, en la estructura de las instituciones que en los mecanismos evolutivos?
MF: Lo que trato de hacer —y siempre traté de hacer desde mi primer verdadero libro, Historia de la locura en la época clásica— es poner en tela de juicio por medio de un trabajo intelectual diferentes aspectos de la sociedad, mostrando sus debilidades y sus límites. De todas maneras, mis libros no son proféticos y tampoco un llamado a las armas. Me irritaría intensamente que pudiera vérselos bajo esa luz. La meta que se proponen es explicar del modo más explícito -aun cuando a veces el vocabulario sea difícil- las zonas de la cultura burguesa y las instituciones que influyen directamente sobre las actividades y los pensamientos cotidianos del hombre.
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Michel Foucault
—La palabra clave de todos sus libros parece ser "poder", ya se lo entienda en el sentido de poder disciplinario, poder de la medicina mental o poder omnipotente de la pulsión sexual?
En nuestra sociedad, estamos llegando a refinamientos de poder en los que ni siquiera habrían soñado quienes manipulaban el teatro del terror.MF: Está claro, procuré definir las estrategias del poder en ciertos ámbitos. Por ejemplo, Vigilar y castigar se inicia con un "teatro del terror", la puesta en escena espectacular que acompañaba las ejecuciones públicas hasta el siglo pasado. Se suponía que ese ceremonial clamoroso y carnavalesco en el cual la mano omnipotente de la justicia hacía ejecutar la sentencia bajo la mirada de los espectadores grababa su mensaje de manera indeleble en las mentes de éstos. Con frecuencia el castigo excedía la gravedad del delito, y de ese modo se reafirmaban la supremacía y el poder absoluto de la autoridad. En nuestros días el control es menos severo y más refinado, pero no por ello menos aterrador. Durante el transcurso de nuestra vida todos estamos atrapados en diversos sistemas autoritarios; ante todo en la escuela, después en nuestro trabajo y hasta en nuestras distracciones. Cada individuo, considerado por separado, es normalizado y transformado en un caso controlado por una IBM. En nuestra sociedad, estamos llegando a refinamientos de poder en los que ni siquiera habrían soñado quienes manipulaban el teatro del terror.
—¿Y qué podemos hacer?
MF: El punto en que nos encontramos está más allá de cualquier posibilidad de rectificación, porque la concatenación de esos sistemas ha seguido imponiendo este esquema hasta hacerlo aceptar por la generación actual como una forma de la normalidad. Sin embargo, no se puede asegurar que sea un gran mal. El control permanente de los individuos lleva a una ampliación del saber sobre ellos, el cual produce hábitos de vida refinados y superiores. Si el mundo está en trance de convertirse en una suerte de prisión, es para satisfacer las exigencias humanas.
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Michel Foucault. Foto: Jerry Bauer / opale / Dachary
—No sólo crítico, usted es, además, un rebelde. MF: Pero no un rebelde activo. Jamás desfilé con los estudiantes y los trabajadores, como lo hizo Sartre. Creo que la mejor forma de protesta es el silencio, la total abstención. Durante mucho tiempo me parecieron intolerables los aires que se daban algunos intelectuales franceses y que les flotaban encima de la cabeza como las aureolas en algunos cuadros de Rafael. Por eso me fui de Francia. Me marché a un exilio total y maravilloso, primero en Suecia, donde dicté clases en la Universidad de Uppsala, y después en un lugar que es todo lo contrario, Túnez, donde viví en Sidi Bou Said. De esa luz mediterránea puede decirse sin lugar a dudas que acentúa la percepción de los valores. En África del Norte se toma a cada uno por lo que vale. Cada uno debe afirmarse por lo que dice y hace, no por lo que ha hecho o por su renombre. Nadie pega un salto cuando se dice "Sartre"?
—Ahora usted es aclamado como el lógico sucesor de Sartre?
De la misma manera, admiro a Chomsky. Tampoco él profetiza: actúa. Participó activamente en la campaña norteamericana contra la Guerra de Vietnam, con sacrificio de su trabajo pero en el marco de su profesión de lingüista.MF: Sartre no tiene sucesores, así como yo no tengo predecesores. Su intelectualismo es de un tipo extremadamente inusual y particular. Y hasta incomparable. Pero el mío no es de ese tipo. No siento ninguna compatibilidad con el existencialismo tal como lo definió Sartre. El hombre puede tener un control completo de sus propias acciones y su propia vida, pero hay fuerzas capaces de intervenir que no pueden ignorarse. Para serle franco, prefiero la sensibilidad intelectual de R. D. Laing. En su ámbito de competencia, Laing tiene algo que decir y lo vuelca en el papel con claridad, espíritu e imaginación. Habla en función de su experiencia personal, pero no hace profecías. ¿Por qué, entonces, habríamos de formular profecías, cuando éstas rara vez se cumplen? De la misma manera, admiro a Chomsky. Tampoco él profetiza: actúa. Participó activamente en la campaña norteamericana contra la Guerra de Vietnam, con sacrificio de su trabajo pero en el marco de su profesión de lingüista.
—Aparentemente, usted insiste mucho en la vida mental opuesta a la vida física.
MF: La vida mental abarca todo. ¿No dice Platón más o menos esto: "Jamás estoy tan activo como cuando no hago nada"? Hacía referencia, desde luego, a las actividades intelectuales, que en el plano físico casi no exigen, tal vez, otra cosa que rascarse la cabeza.
—¿Sus intereses siempre fueron filosóficos?
Como mi padre, me incliné hacia la medicina. Pensaba especializarme en psiquiatría, por lo cual trabajé tres años en el hospital Sainte-Anne de París. Tenía veinticinco años, era muy entusiasta —idealista, por así decirlo— y contaba con una buena cabeza y un montón de grandes ideas. ¡Aun en ese momento! Fue entonces cuando conocí a alguien a quien llamaré Roger, un internado de veintidós años. Lo habían mandado al hospital porque sus padres y amigos temían que se hiciese mal y terminara por autodestruirse durante una de sus frecuentes crisis de angustia violenta. Nos hicimos buenos amigos. Lo veía varias veces al día durante mis guardias en el hospital, y empezó a caerme simpático. Cuando estaba lúcido y no tenía problemas, parecía muy inteligente y sensato, pero en algunos otros momentos, sobre todo los más violentos, era preciso encerrarlo. Lo trataban con medicamentos, pero ese tratamiento demostraba ser insuficiente. Un día me dijo que nunca lo dejarían irse del hospital. Ese horrible presentimiento provocaba un estado de terror y éste, a su vez, generaba angustia. La idea de que podía morir lo inquietaba mucho y llegó a pedir que le hicieran un certificado médico donde constara que nunca lo dejarían morir; como está claro, la solicitud se consideró ridícula. Su estado mental se deterioró y al final los médicos llegaron a la conclusión de que, si no se intervenía con rapidez de la forma que fuera, se mataría. Así, con el consentimiento de su familia, procedieron a hacer una lobotomía frontal a ese joven excepcional, inteligente, pero incontrolable? Por más que el tiempo pase, y haga yo lo que haga, no consigo olvidar su rostro atormentado. Muchas veces me pregunté si la muerte no era preferible a una no existencia, y si no se nos debería brindar la posibilidad de hacer lo que queramos con nuestra vida, sea cual fuere nuestro estado mental. En mi opinión, la conclusión evidente es que aun el peor dolor es preferible a una existencia vegetativa, porque la mente tiene realmente la capacidad de crear y embellecer, incluso a partir de la más desastrosa de las existencias. De las cenizas siempre surgirá un fénix?
—Lo veo optimista.
MF: En teoría, pero la teoría es la práctica de la vida. En el fondo de nosotros mismos sabemos que todos los hombres deben morir. La meta inevitable hacia la cual nos dirigimos desde el momento en que nacemos queda entonces demostrada. De todas formas, la opinión común parece ser diferente: todos los hombres se sienten inmortales. ¿Por qué, si no, seguirían los ricos abultando sus cuentas bancarias y haciéndose construir suntuosas viviendas? La inmortalidad parecería ser la preocupación del momento. Por ejemplo, algunos científicos están muy atareados en calcular, por medio de máquinas de alta tecnología, acontecimientos que deberían verificarse dentro de millares de años. En los Estados Unidos hay un interés creciente por la hibernación del cuerpo humano, al que en una época ulterior debería volver a llevarse a la temperatura normal. Cada año la preocupación por la inmortalidad aumenta, aunque una cantidad cada vez más grande de personas mueran de un infarto a causa del tabaco y la alimentación excesiva. Los faraones nunca encontraron la solución al problema de la inmortalidad, ni siquiera cuando se hicieron enterrar con sus riquezas, que esperaban llevar consigo. Dudo mucho de que seamos nosotros quienes resolvamos ese problema. Algunas palabras bien escogidas pueden ser más inmortales que una masa de ectoplasma congelado?
—¿Y estamos de nuevo hablando del poder?
MF: Alcanzar la inmortalidad es la máxima aspiración del poder. El hombre sabe que es destructible y corruptible. Se trata de taras que ni siquiera la mente más lógica podría racionalizar. Por eso el hombre se vuelve hacia otras formas de comportamiento que lo hacen sentirse omnipotente. A menudo son de naturaleza sexual.
—Usted ha hablado de ellas en el primer volumen de su Historia de la sexualidad.
MF: Algunos hombres y algunas sociedades consideran que mediante la imposición de controles a las manifestaciones sexuales y el acto sexual es posible imponer el orden en general. Se me ocurren varios ejemplos. Hace poco, en China se propusieron lanzar una campaña en las escuelas contra la masturbación de los jóvenes, una iniciativa que invita a trazar una comparación con la campaña que la Iglesia emprendió en Europa hace prácticamente dos siglos. Me atrevería a decir que hace falta un Kinsey chino para descubrir cuál fue el éxito obtenido. ¡Sospecho que esto es como prohibirle a un pato acercarse al agua! En Rusia, la homosexualidad es aún un gran tabú, y de ser sorprendido en flagrante delito de violación de la ley uno termina en la cárcel y en Siberia. De todas formas, en Rusia hay probablemente tanta homosexualidad como en otros países, pero sigue encerrada en el clóset. Objetivamente, es muy curioso que para desalentar la homosexualidad se encierre a los culpables en la cárcel, en estrecho contacto con otros hombres? Se dice que en la calle Gorki hay tanta prostitución de ambos sexos como en la place Pigalle. Como siempre, la represión no ha conseguido sino hacer más seductores los encuentros sexuales, y aún más excitante el peligro cuando se lo corre con éxito. La prostitución y la homosexualidad están explotando tanto en Rusia como en las otras sociedades represivas. Es poco común que sociedades como ésas, sedientas de poder como suelen serlo, tengan en esos ámbitos visiones intuitivas.
—¿Por qué elegir el sexo como chivo expiatorio?
El sexo existe y representa el noventa por ciento de las preocupaciones de la gente durante gran parte de las horas de vigilia. Es el impulso más fuerte que se conozca en el hombre; en diferentes aspectos, más fuerte que el hambre, la sed y el sueño.MF: ¿Y por qué no? El sexo existe y representa el noventa por ciento de las preocupaciones de la gente durante gran parte de las horas de vigilia. Es el impulso más fuerte que se conozca en el hombre; en diferentes aspectos, más fuerte que el hambre, la sed y el sueño. Disfruta incluso de cierta mística. Se duerme, se come y se bebe con otros, pero el acto sexual -al menos en la sociedad occidental- se considera como una cuestión del todo personal. Por supuesto, en ciertas culturas africanas y aborígenes se lo trata con la misma desenvoltura que a los demás instintos. La Iglesia heredó los tabúes de las sociedades paganas, los manipuló y elaboró doctrinas que no siempre se fundan en la lógica o la práctica. Adán, Eva y al mismo tiempo la serpiente perversa se convirtieron en imágenes en blanco y negro de comprensión inmediata, que podían constituir un punto de referencia aun para las mentes más simples. El bien y el mal tenían una representación esencial. La significación de "pecado original" pudo grabarse de manera indeleble en las mentes. ¿Quién habría podido prever que la imagen residual iba a sobrevivir durante tantos siglos? [...]
—¿A qué o a quién atribuye usted la erosión de la influencia ejercida por la Iglesia y la mayor comprensión hacia cualquier forma de práctica sexual?
MF: No podemos subestimar la influencia de un señor que se llama Freud. Sus teorías no siempre eran ciento por ciento correctas, pero en cada una de ellas había una parte de verdad. Freud trasladó la confesión de la rígida retórica barroca de la Iglesia al relajante diván del psicoanalista. La imagen de Dios ya no vino a resolver los conflictos: dejó su lugar al individuo mismo a través de la comprensión de sus actos. Esa resolución ya no era algo que podía obtenerse en cinco minutos de alguien que se declaraba superior porque estaba al servicio de una fuerza más elevada. Freud jamás tuvo esas pretensiones. El individuo debía ser su propio dios, por lo cual la responsabilidad de la culpa recaía por entero sobre sus hombros. ¡Y la responsabilidad siempre es lo más difícil de aceptar!
—¿No cree usted que el psicoanálisis se ha convertido en un instrumento expiatorio fácil para nuestro problema?
MF: Esa tendencia existe, pero más preocupante es quizás el hecho de que el psicoanálisis ya no sea un instrumento sino una fuente de motivación. Freud elaboró una teoría relativa a la precoz naturaleza sexual de los niños. Como es obvio, los psiquiatras no esperaban que los niños se prestaran a verdaderos actos sexuales; de todas maneras, no resultaba tan fácil explicar su manera de chupar el pecho o la búsqueda automática de tal o cual parte erógena de su propio cuerpo. Por desgracia, a continuación se llegaron a connotar en términos sexuales hasta la comida del niño, las historietas que leía o los programas de televisión que miraba. Sería fácil concluir que en todo eso los psicoanalistas leían más de lo que realmente había. Así, esos niños quedan hoy encuadrados por un mundo sexualmente orientado —creado por accidente para ellos y no por ellos—, un mundo que, en esta fase del desarrollo, les ofrece bien pocas ventajas.
—En su último libro, Herculine Barbin llamada Alexina B., usted despliega el tema del cambio de sexo.
MF: Estaba haciendo algunas investigaciones para la Historia de la sexualidad en los archivos del departamento de Charente-Maritime cuando me cayó en las manos la extraordinaria relación del caso de una mujer cuyo estado civil debió rectificarse y a la que hubo que anotar como hombre. Los casos de cambio de sexo son corrientes en nuestra época, pero en general se trata de hombres que se convierten en mujeres. Vienen a la mente de inmediato ejemplos como el de Christine Jorgensen, que después fue actriz, o el de la célebre Jan Morris. Como sea, la mayoría de las mujeres transformadas en hombres tenían, al parecer, los órganos de los dos sexos y la transformación estaba determinada por la preponderancia de la hormona masculina o la hormona femenina. El caso de Alexina B. fue extraordinario no sólo debido al aspecto físico, sino también a la masa de documentos exhaustivos y de acceso inmediato: esencialmente, informes de médicos y abogados. En consecuencia, pude estudiarlo en sus grandes líneas. Alexina B. descubrió la incongruencia de su propia personalidad cuando se enamoró de otra mujer. Si se tiene en cuenta que esto sucedía en el siglo XIX y, más aún, en una pequeña ciudad de provincia, es interesante advertir que ella no procuró reprimir sus sentimientos como desviaciones homosexuales y dejar todo como estaba. De haber sido así, no habría nada que escribir sobre el tema?
—Al parecer, usted siente una fascinación intensa por la exposición cronológica y el análisis de un acontecimiento real. También ha publicado Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano
MF: Medio siglo, pero pocos kilómetros, separan a Pierre Rivière de Herculine Barbin. En cierto sentido, ambos reaccionaban contra el medio y la clase social en los que habían nacido. No considero que el acto de Pierre Rivière —si bien engloba un matricidio y tres homicidios— sea la afirmación de una mente atormentada o criminal. Es una manifestación de increíble violencia si se la compara con la de Herculine, pero la sociedad campesina normanda en la cual creció Pierre aceptaba la violencia y la degradación humanas como un elemento de la vida cotidiana. Pierre era un producto de su propia sociedad, así como Herculine lo era de su sociedad burguesa y nosotros lo somos de nuestro medio sofisticado y mecanizado. Después de cometido su crimen, Pierre podría haber sido capturado con mucha facilidad por los demás habitantes de la aldea, pero éstos tenían la sensación de que no era un deber de la colectividad administrar justicia por su propia cuenta. Estaban convencidos de que era el padre de Pierre quien debía asumir el papel de vengador y rectificar la situación. Algunos críticos consideraron mi libro sobre Pierre Rivière como una reafirmación de la teoría existencial, pero en mi opinión eso es absurdo. Veo a Pierre como la imagen de la fatalidad de su tiempo, exactamente como Herculine reflejaba el optimismo de fines del siglo pasado, cuando el mundo era fluido y podía pasar cualquier cosa, cualquier locura.
—Pero Pierre Rivière podría convertirse fácilmente en una ilustración clínica extraída de la Historia de la locura en la época clásica?
MF: La psiquiatría contemporánea sostendría que Pierre se vio obligado a cometer su horrible crimen. Pero ¿por qué debemos situarlo todo en el límite entre salud mental y locura? ¿Por qué no podríamos aceptar la idea de que hay personas totalmente amorales que caminan por la calle y son absolutamente capaces de cometer homicidios o infligir mutilaciones sin experimentar sentimiento de culpa o escrúpulo de conciencia algunos? ¿Hasta qué punto Charles Manson está loco, hasta qué punto los asesinos de niños que deambulan en libertad por Inglaterra están locos? O, en una escala mucho más grande, ¿cuál era el grado de locura de Hitler? La psiquiatría puede llegar a conclusiones basadas en tests, pero aun el mejor de estos puede falsificarse. Yo me limito a sostener que todo debe juzgarse desde su propia perspectiva y no en función de precedentes eventualmente verificados. En la Historia de la locura traté, en sustancia, de investigar la aparición del concepto moderno de enfermedad mental y de las instituciones psiquiátricas en general. Me incliné a incorporar mis reflexiones personales sobre la locura y sus relaciones con la literatura, sobre todo cuando afectaba a grandes figuras como Nietzsche, Rousseau y Artaud. ¿Puede una forma de locura originarse en la soledad impuesta por la profesión literaria? ¿Es posible que la composición química de un escritor estimule metabólicamente las raíces de la locura? Éstas no son, por cierto, preguntas que puedan encontrar respuesta mediante una simple presión sobre el teclado de una computadora IBM.
—¿Cuál es su posición con respecto a los diferentes movimientos de liberación sexual?
La verdadera liberación significa conocerse a sí mismo y con frecuencia no puede alcanzarse por intermedio de un grupo, sea cual fuereMF: El objetivo fundamental que se proponen es digno de admiración: producir hombres libres e ilustrados. Pero justamente el hecho de que se hayan organizado con arreglo a categorías sexuales -la liberación de la mujer, la liberación homosexual, la liberación de la mujer en el hogar- es en extremo perjudicial. ¿Cómo se puede liberar efectivamente a personas que están ligadas a un grupo que exige la subordinación a ideales y objetivos específicos? ¿Por qué el movimiento de liberación de la mujer sólo debe reunir a mujeres? Para serle franco, ¡no estoy seguro de que aceptaran la adhesión de los hombres! Muchas veces, las filiales locales de los movimientos homosexuales son en la práctica clubes privados. La verdadera liberación significa conocerse a sí mismo y con frecuencia no puede alcanzarse por intermedio de un grupo, sea cual fuere.
—Hasta ahora la acción de masas parece haber sido eficaz.
MF: De todas formas, el pensamiento individual puede mover montañas? y hasta doblar cucharas. Y es el conocimiento el que estimula el pensamiento. Por eso, en libros como Las palabras y las cosas y La arqueología del saber traté de estructurar de manera orgánica el saber en esquemas de comprensión y acceso inmediatos. La historia es saber y, por lo tanto, los hombres pueden conocer a través de ejemplos de qué manera, en el transcurso de épocas pasadas, se afrontó la vida y se resolvieron sus problemas. La vida misma es una forma de autocrítica, dado que, aun en las más mínimas elecciones, es preciso efectuar una selección en función de múltiples estímulos. En La arqueología del saber intenté analizar el sistema de pensamiento que me es personal y el modo en que llegué a él. Se trata, con todo, de una operación que no habría podido llevar a cabo sin la ayuda de una buena cantidad de escritores y filósofos que estudié a lo largo de los años.
—A pesar de sus vastos conocimientos, o quizás a causa de ellos, hay muchas cosas que lo contrarían.
MF: Miro mi país, miro los demás países y llego a la conclusión de que carecemos de imaginación sociológica y política, y ello en todos los aspectos. En el plano social sentimos amargamente la falta de medios para contener y mantener el interés no de intelectuales, sino del común de los mortales. El conjunto de la literatura comercial masiva es de una pobreza lamentable, y la televisión, lejos de alimentar, aniquila. En el plano político hay en la hora actual muy pocas personalidades que tengan gran carisma o imaginación. ¿Y cómo podemos pretender entonces que la gente haga un aporte valedero a la sociedad, si los instrumentos que se le proponen son ineficaces?
—¿Cuál sería la solución?
MF: Debemos empezar por reinventar el futuro, sumergiéndonos en un presente más creativo. Dejemos de lado Disneylandia y pensemos en Marcuse.
—No ha dicho nada de sí mismo, del lugar donde creció, el modo como se desenvolvió su infancia.
MF: Querido amigo, los filósofos no nacen, son, ¡y con eso basta!
Traducción: Horacio Pons
—Fuente: @lanacioncom | La Nación

jueves, 13 de diciembre de 2012

Convocatoria a la XVII Promoción de la Maestría Centroamericana en Sociología de la Universidad de Costa Rica



A quien interese

La información referida al periódo de presentación de candidaturas que se extiende desde el 5 de octubre de 2012 hasta el 5 de abril de 2013.
 
Los requisitos  los encuentran en:





Cualquier información la ampliaremos con mucho gusto enviándonos sus consultas a los correos randall.blanco@ucr.ac.cr, o randall.blanco@gmail.com,  o al correo de la secretaria de nuestra Maestría Lorena Montoya, sociologia@sep.ucr.ac.cr, teléfonos 2511-5022, telefax 2224-3674.
 

viernes, 19 de octubre de 2012

Belleza

Convoca verdad y bondad. ¿Subjetivo y particular? Apariencia agradable, placer y agrado.  Cualidad de los cuerpos que causa alguna pasión. Objetos sensibles y las emociones e ideas sucintadas en su contemplación. No exige razonamiento o explicación.  Grato, deseado, perfecto, armonioso. Contemplar, atónito, lo santo, lo tremendo, lo ominoso. Contemplable, digno de verse, luminoso, brillante, resplandeciente. La forma de la perfección. Vivencia de contemplación. Placer como descanso extasiado en la perfección lograda. Saciedad . Olvido de sí entregado a la perfección. Epifanía. Demonio de la belleza cual hechizo ante el que se sacrifica todo. ¿Hay grados de belleza más profundos y luminosos? Abrirse del espíritu. Corazón ebrio de belleza. Momento fugitivo, tristeza de no poder retenerla. Tiene grandeza, se eleva sobre lo ordinario, sobresale, es digno de asombro, admiración, respeto, estremecimiento. Se le encuentra a veces...sólo le podemos contemplar... Más mariposas..

Todo empeiza y acaba en ti...


Todo comienza en ti,
el resto de mi vida y la razón
de abrir cada ventana, la canción
que resuelve mis dudas, mi delirio y mi cura.
Y todo acaba en ti,
los besos, cada fiesta, la raíz
que bebe mis dolores, mi febril
costumbre de buscarte,
mis días y este hambre de ti,

Ismael Serrano

jueves, 26 de julio de 2012

Las pasiones y los intereses 1

El objetivo de estas notas es compartit mi proceso de lectura de este libro...

 
Notas para discusión Hirschman.
Las pasiones y los intereses (Hirschman 1999)
JTV-2012

***
Seguido mis anotaciones desde prólogo hasta fin del capítulo “El principio de la pasión compensatoria” (Hirschman 1999, 11–53)
-          El texto en cuestión trata de dar cuenta de las bases ideológicas del capitalismo actual. Es menester tomar en cuenta que en este autor el capitalismo es un proyecto político-cultural con sus mecanismos de poder legitimados y anclados en un sistema democrático que impulsa la acumulación del capital, pero a la vez permitiría la búsqueda del desarrollo de otras potencialidades y necesidades humanas (lo posible).
-          De forma resumida se trata de un binomio INTERESES[1] (racionales, calculados, inocuos) versus PASIONES (indómitas, irracionales, dañinas). El autor sostiene como hipótesis que el capitalismo activa ciertas tendencias humanas benignas (intereses) a costa de otras malignas (pasiones). Acá dos preguntas de indagación al texto: ¿la acción humana puede darse sin pasiones? ¿los interese son un tipo de pasiones “domesticadas”?  Asunto que se resume en el epígrafe de este libro “Es una suerte para los hombres estar en una situación tal que, aunque las pasiones puedan moverlos a ser malvados, tienen sin embargo un interés en no serlo” (Montesquieu).
-          Parece oportuno aclarar, que el autor describe algunos mecanismos[2] del aprovechamiento de una pasión violenta a favor de un interés inocuo a favor de la adquisición de riquezas.
-          Un asunto central (para nosotros) es que en este texto se discuten de forma tangencial algunos de los supuestos de modelo minimalista de acción económica de los agentes. Asunto central porque en la ciencias del comportamiento es una de las vertientes más fuertes desde las cuales se da cuenta de la agencia de los actores. Perspectiva teórica que en la sociología analítica ha rendido buenos frutos (Coleman, Boudon; los más destacados) y cuya contraparte carece de alternativas teóricas y analíticas de amplia aceptación. En otras palabras, parece ser que desde un individualismo metodológico el interés es la única motivación válida teóricamente[3]. Pero si el único móvil válido teóricamente es el interés propio (¿egoísmo utilitario?) ¿no estamos reduciendo el desarrollo de la plena personalidad de las personas? Un aspecto más, en lugar de seguir la línea teórica más institucionalizada de estudiar los efectos no deseados de la acción, con Hirschman nos centramos en el estudio de los buscados y no realizados.
-          De la introducción. Si bien el origen de las ideas y visiones de mundo se enraiza en procesos sociohistóricos, el interés del texto se guía por una genealogía de los ideales éticos de la transición de la Ilustración Europea[4] de los siglos XVII y XVIII como semillero de la disputa entre el binomio en estudio. Esto es la transición de entre dos ideales éticos: (a) el declive del viejo referente aristocrático europeo, enfrentado a (b) la emergencia de un nuevo referente de la burguesía ascendente.[5]
-          La idea de gloria y su desmoronamiento. Parte de la pregunta de Weber en La ética protestante y Espíritu del Capitalismo: ¿Cómo es posible que esta conducta éticamente tolerada en el mejor de los casos, pudiera convertirse en el tiempo en una “profesión” en el sentido de Benjamín Franklin? La cual expresaría la transición de ideales éticos anunciada en introducción. Transición que indica una transmutación o inversión del orden. A diferecnia de Agustín, Tomás de Aquino, Dante y otros; la nueva moral impulsa la búsqueda de riqueza, de gloria terrenal, de acumulación. El egoísmo se convierte en motor político y moral de una nueva forma de ser y de estar en el mundo, un nuevo ethos y un nuevo antropos. La muerte del ideal heroico.
-          El hombre “como es en realidad”. Al retomar el realismo político de Maquiavelo se anuncia una nueva forma de autocomprensión del comportamiento humano y de las fuentes de tal proceder. La acción humana es un acto público y político (al competir con otros intereses y con diversas fuerzas). En ese sentido el arte de gobernar implica alcanzar, mantener y aumentar esas cuotas de poder social (político), sunto que compete a la “naturaleza” humana y del Estado. Con Spinoza y Vivo se afianza la distinción hecha por Maquiavelo que afecta la forma de hacer ciencia moderna: entre lo que es (positivo) y lo que debería ser (normativo). La apuesta se inclina más a la segunda, aun cuando no se puede dejar del todo la segunda.
-          Represión y aprovechamiento de las pasiones. Ante la imposibilidad de moralizar la acción humana surgen tres vías argumentativas que intentan solventar ese vacío religioso (en su sentido de re-ligare, como amalgama social): (a) recurso a la coerción y la represión, [vía Hobbes] (b) aprovechar las pasiones, [vía contrato social] (c) enfrentar o atacar pasiones con pasiones [vía marginalista]. En todas se reconoce la fuerza vital que debe ser dominada (recuérdese el Fausto de Goethe).  La idea básica es la metamorfosis de las pasiones en virtudes, como plantea Vico:
Pasión
Aprovechamiento
Valor
Ferocidad
Milicia
Fortaleza
Avaricia
Comercio
Opulencia
Ambición
Política
Sabiduría de las república

Bien, la metamorfosis de Mendeville (fábula de las abejas) donde se aprovechan los vicios privados (pasiones) en el logro de beneficios públicos (virtudes) y que A. Smitt logra recapturar al cambiar el vocabulario [pasión es ventaja y vicio es interés]. Con mayor agudeza se retoma “La astucia de la Razón” de Hegel que “expresa la idea de que los hombres, siguiendo sus pasiones sirven de hecho a algún propósito histórico de alcance mundial más elevado que ignoran totalmente” (Hirschman 1999, 43)
-          El principio de la pasión compensatoria. Se trata de una lucha entre pasiones que se anulen, bien, que permita esta lucha el desarrollo de las capacidades humanas, sobre todo las del pensar inductivo y experimental. Es gobernar el propio yo[6]. Al respecto Spinoza apunta dos proposiciones clave para ello (a) un afecto debe  ser reprimido por un afecto contrario y más fuerte, (b) la lucha contra los afectos no pasa por una distinción entre bien y más, sino por reconocerle como afecto. En otras palabras, las pasiones son autónomas y son fuerzas vitales. Por su parte, Hume radicaliza el diagnóstico “la razón es, y debería ser sólo, la esclava de las pasiones”. Por tanto, la razón como tal no es una pasión, una pasión sólo es afectada por otra pasión. Hay un juego lúdico de placer al reprimir (sublimar) esas pasiones (energías, potencia en lenguaje de Spinoza).  Así, la pasión compensatoria es un mecanismo vital de lucha entre pasiones destructivas y otras creativas, que deben ser fomentadas (reglamentadas, domesticadas, institucionalizadas) socialmente. Se debe curar un vicio con otro, con menos pernicioso. Esta transmutación indica el camino de las pasiones destructivas de la naturaleza humana (S. XVII) hacia las pasiones compensatorias impulsadas en el S. XVIII: los intereses. Aquí el interés (pasión compensatoria) se convierte en “piedra angular” del proyecto civilizatorio. Así, la ambición combate a la ambición. En sentido social e histórico, la máxima ambición es detentar el poder (cosa que se posee, un quantum) [que no es otra cosa que la expresión de la naturaleza humana y su estudio es un acto de pasión intelectual], una forma de contrarrestar ello será (pesos y contrapesos) la separación de poderes en ámbito público.
-          “Interés” e “intereses” como domadores de las pasiones.


Referencias
Bourdieu, Pierre. 1997. “‘Lo Real Es Relacional’ y ‘¿Es Posible Un Acto Desinteresado?’” In , 13–21 y 139–158. Barcelona, España: Editorial Anagrama S. A.
Elías, Norbert. 1994. El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
Elster, Jon. 1988. Uvas Amargas Sobre La Subversión De La Racionalidad. Ideas 4. Barcelona: Península.
———. 1989. Ulises Y Las Sirenas Estudios Sobre Racionalidad E Irracionalidad. Breviarios Del Fondo De Cultura Económica 510. México, D.F: Fondo de Cultura Económica.
———. 2005. “A favor de los mecanismos.” Sociológica.
Foucault, Michel. 1990. Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona, España: Paidós/I.C.E.-U.B.A.
Hirschman, Albert O. 1999. Las Pasiones y Los Intereses. Argumentos Políticos En Favor Del Capitalismo Previos a Su Triunfo. Barcelona, España: Península.
Ornaghi, Lorenzo, and Silvio Cotellessa. 2003. Interés. Léxico De Política. Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.
Taylor, Charles. 2006. Fuentes del yo. Editorial Paidós.



[1] Para una genealogía primaria del concepto véase (Ornaghi and Cotellessa 2003)
[2] Al respecto de mecanismo véase (Elster 2005). Importante resaltar que este autor los mecanismos son realidades ontológicas y lo que hacemos es modelarlos teóricamente (simplificarlos).
[3] Las principales críticas que conozco (que no son de hecho las más placenteras a la academia dominante) son (Bourdieu 1997; Elster 1989; Elster 1988)
[4] Creo que ethos cercano a la forma en que lo plantea Foucault respecto del ¿Qué es la Ilustración?, de Kant. En, http://www.catedras.fsoc.uba.ar/mari/Archivos/HTML/Foucault_ilustracion.htm
[5] Esta forma de ir a las fuentes del proyecto occidental me remite a dos textos (Elías 1994; Taylor 2006)
[6] Me parece que una exposición detallada de estas tecnologías (Foucault 1990)

El desarrollo. Celso Furtado

"El desarrollo no es sólo un proceso de acumulación y aumento de la productividad macroeconómica, sino principalmente el camino de acceso a formas sociales más aptas para estimular la creatividad humana y responder a las aspiraciones de la colectividad." Celso Furtado