jueves, 4 de diciembre de 2008

Poder y Dominación en Weber (siete tesis)

Primero, debe tenerse claro que la reflexión de Weber se centra mucho en lo político, desde la perspectiva sociológica. Hay un doble interés en la sociología weberiana en el tema político-cultural y en lo económico-social. El sociólogo francés, Raymond Aaron caracterizaba a Weber como el “Maquiavelo de Heidenberg”.

Segundo , efectivamente, este concepto de poder (Macht) es acusado por Weber y lo hace en el capítulo I de Economía y Sociedad. Para Weber, el poder refiere a la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, de allí no se colige que que esta voluntad sea sólo de los gobernantes, solo afirma que se de la probabilidad de que se de imponer la propia voluntad, además, esta se da en una relación social, es decir, que hay relación cuando existe ya la probabilidad u oportunidad de que una acción social tenga otra vez lugar. Estas relaciones se realizan en un espacio de posibilidades y reacciones. Por tanto, toda imposición de mi voluntad implica la posibilidad de ser resistida, en ello, Foucault coincide en ello al afirmar “no hay poder sin resistencia”. La definición de poder de Weber supone la resistencia eventual y el conflicto posible, en otras palabras, en la medida en que yo quiero hacer e imponer lo que quiero, puede ser que eso no esté en concordancia con lo que los otros quieren hacer. Eso supone el conflicto, por tanto, estamos ante una relación de fuerza, en última instancia política.

Tercero, Weber insiste en que es dicha relación de poder es probable. Algo es probable cuando ya ha ocurrido y puede volver a ocurrir, el grado de probabilidad es variable. Aquí se trata de la probabilidad de imponer la propia voluntad, es decir, que se haga lo que yo quiero; Weber sitúa el poder en el marco de las relaciones sociales. Cuando Weber habla de probabilidad no lo hace en términos matemáticos-estadísticos, sino en términos de probabilidad lógica y fáctica (lo cual denota una clara influencia de Kant), de una expectativa de los actores involucrados. El poder es hacer que los otros hagan lo que yo deseo, aún contra toda resistencia, es decir, podemos hablar de que hay relación de poder cuando incluso no queriéndolo los otros y las otras, yo logro que ellos hagan lo que yo quiero. Esta relación de poder existe independientemente de qué piensen o sientan los otros o de cómo perciban a quien impone la acción.

Cuarto la relación de poder no significa necesariamente que el poder sea legítimo. Algo es legítimo cuando es aceptado, tolerable; eso es lo que lo hace legítimo, cuando resulta que los otros hacen lo que yo quiero pero lo hacen en conformidad, estando de acuerdo. El que ejerce el poder lo ejerce fundado en la aceptación de aquellos/as sobre quienes se ejerce el poder, y estos últimos lo aceptan así porque lo encuentran fundado y adecuado. Esto determinará el grado de legitimidad para el ejercicio del poder. Aquí es donde el Weber de Solís queda corto, dado que la disertación central de Weber sobre el poder versa sobre la aceptación de dicho poder, para ello, se explaya sobre el tema de la dominación.

Quinto. El concepto de dominación (Herrshaft “poder estructurado”) en Weber implica la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato determinado, contenido entre personas dadas, en otras palabras podemos decir que hay dominación cuando hay quienes están dispuestos a acatar órdenes ó mandatos en un contexto relacional2. La dominación implica el ejercicio efectivo del poder, en la medida en que la capacidad de mando se expresa mediante el acatamiento concreto de quienes obedecen o están dispuestos a obedecer determinadas órdenes. El asunto de la dominación no es algo puramente jurídico, sino estrictamente sociológico; la tipología de la dominación de Weber se corresponde con su tipología (sociológica) de la acción social (tradicional, emotiva y racional sea teleológica o axiológica). Es decir, hay tres tipos de dominación.
La dominación tradicional justifica el ejercicio del poder por la vía de la naturalización: se tiene el poder por herencia, porque las cosas son así, porque siempre han sido así…
La dominación carismática depende de que aquellos sobre los que se ejerce el poder, crean que el líder efectivamente tiene capacidad para dirigir al grupo, para hacer las cosas que esos otros esperan que el líder haga.
La dominación racional tiene un carácter más institucionalizado, el fundamento de la dominación no es ya el carisma ni la tradición, sino la ley y el reglamento: la burocracia es el reino de las reglas y las normas, aplicadas racionalmente. La creencia en la legalidad, las leyes y reglamentos, es decir que el fundamento del poder reside en esas reglas y la legitimidad de la que disponen los dirigentes o jefes, reside en la ley o el reglamento.

Sexto. Para Weber ¿qué implica la aparición del Estado moderno? La desaparición de un estado patrimonial en el que los funcionarios eran dueños de los cargos; en el Estado moderno, los cargos los ocupan los funcionarios de forma temporal, realiza sus funciones de acuerdo con ciertas reglas y se retiran conforme a ciertas reglas. Implica una organización burocrática de la actividad del Estado. Implica un solo ejército, subordinado al Estado, que tiene como fin defender la soberanía y las fronteras, evitando la ocupación. A partir de cierto momento los Estados modernos se apropian del derecho (legítimo) de ejercer la violencia física al interior, negando ese derecho a los agentes o actores privados. Por otro lado, el Estado establece reglas obligatorias en el alcance de su territorio, con órganos encargados de hacer cumplir la ley. El reclamo del monopolio sobre la violencia legítima está anclado en el surgimiento del Estado nacional moderno. Es decir, el Estado monopoliza tanto los fines como los medios de la violencia legítima, es la única fuente del “derecho” a la violencia legítima. En resumen, para Weber el Estado se define como la “Asociación que mantiene de manera continua la validez de sus órdenes en el interior de determinadas fronteras geográficas, con la posibilidad de recurrir a la coacción física”.

Séptimo. ¿Por qué aceptamos la dominación? ¿Es suficiente la respuesta dada por Weber “en la medida en que el interés que tengan en obedecerla supere al que tengan en desobedecerla”? Un asunto central, es que ocupamos darle sentido a nuestra vida, de justificar la existencia social. Como individuos necesitamos legitimar nuestra vida, tenemos derecho a una justificación de por qué y cómo existimos. Aquí juega su papel central para el orden social, la violencia simbólica. Ésta se genera e inscribe lo social en las cosas y en cuerpo. Esta violencia, según Bourdieu, se ejerce sobre un agente con la ausencia de éste. Los agentes sociales son agentes no conscientes que aunque estén sometidos a determinismos contribuyen a producir la eficacia de aquello que los determina en la medida en que ellos estructuran lo que los determina. Es decir, es un tipo de violencia que se ejerce con complicidad del dominado. Los agentes desconocen que tal violencia es tal, por ello, es ejercida sin resistencia. La violencia simbólica, más que la violencia física o cualquier otra forma de coacción mecánica, constituye el mecanismo principal de la reproducción social, el medio más poderoso del mantenimiento del orden. En este sentido, toda legitimidad se funda en seleccionar significaciones ni universales y arbitrarias y presentarlas como universales y objetivas. Así toda dominación legítima, se apoya en el monopolio del capital simbólico, sus poseedores tienen el poder de “hacer cosas con las palabras”:
Construir la verdad e imponer una determinada visión del mundo social
Establecer los criterios de diferenciación social
Clasificar y construir los grupos sociales.

En otras palabras, la realidad social, no es sólo un conjunto de relaciones de fuerza entre diversos agentes sociales, es también, un conjunto de relaciones de sentido, las que constituyen la dimensión simbólica del orden social.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La Moda entre el espectáculo y la enajenación.

Nubia Ferreyra Sancho, socióloga.

Introducción

¿Cuál es el interés de una persona cuando adquiere algún artículo?, ¿Qué significa comprarse un carro del año?, ¿Las grandes corporaciones han convertido el planeta en un gran Mall? Autores como Fromm y Baudrillard estudian las sociedades de consumo y su efecto en los comportamientos humanos, los autores hacen un análisis de las sociedades de consumo; que en el caso de la perspectiva psicoanalítica de Fromm, es una sociedad enferma y en el caso de la visión sociológica de Baudrillard es sociedad simbólica de consumo; ambos textos se vinculan de una manera asombrosa.

La moda como Espectáculo

Para Baudrillard, el tema principal es el consumo como signo, es decir, en las sociedades modernas de consumo, lo que importa es el simulacro, las personas compran un producto para mostrarse ante los/as demás. Las marcas de moda, el carro del año, las vacaciones en ciertos hoteles, etc., más que productos de consumo que enriquecen a algunas pocas corporaciones, se aprecian como un signo que brinda una identidad y el sentimiento de estar integrado/a a la sociedad.

Las sociedades de simulacro, como la nuestra, donde las personas se valoran por sus pertenencias, la ropa que usa, el celular que tiene, son sociedades donde lo importante es la apariencia, lo que usted pueda ostentar con el dinero o con las tarjetas de crédito. Es un espectáculo al que todas las personas están invitadas y se crea la ilusión de que hay igualdad.

Hay teorías económicas (como la del derrame) que sostienen que el crecimiento económico hace la tarea de la distribución porque llegará un momento en que habrá dinero para todo el mundo. Sin embargo, en el texto de Baudrillard, la dinámica económica se estudia desde el punto de vista sociológico; que es la perspectiva de la penuria estructural y el desequilibrio, es decir, el sistema sólo se sostiene produciendo riqueza y pobreza, produciendo tanta insatisfacciones como satisfacciones.

Otro punto importante de la sociedad de consumo, es que la publicidad bombardea constantemente a los/as consumidores/as con gran cantidad de anuncios para todo tipo de necesidades y mas que todo para cosas superfluas. Esto crea la ilusión de que todas las personas somos iguales y que se puede consumir igual que cualquier persona de cualquier clase social, lo que importa es que tenga el dinero para comprar lo que usted quiera. Se crea el mito de que hay igualdad, cuando lo que ocurre es la exclusión de las personas que no tienen los recursos y a la vez la ilusión de poder comprar objetos “parecidos” a los originales o genéricos, esto es la cultura del simulacro.

El espectáculo del simulacro consiste en que las compañías producen marcas y productos estratificadamente, de manera que todas las personas de diferentes clases sociales puedan acceder a un artículo “similar” al de la marca de moda. Por ejemplo el hecho de tener un celular, determina quien esta integrado/a y quien no. Se hace creer que el problema de conseguir un celular de último modelo o uno más barato es una cuestión que depende del individuo, debilitando la crítica hacia el funcionamiento del mercado y creando sociedades falsas e individualistas.

Cuando las personas no tienen dinero para consumir al ritmo de tambor que exigen las compañías y las elites, entonces se le impone al consumidor/a las tarjetas de crédito, los prestamos y las personas comienzan a endeudarse, con el fin de satisfacer ese consumo compulsivo; sin reconocer que esta hipotecando su vida. Como lo menciona el autor:

El consumo es una conducta activa y colectiva, es una obligación, es una moral, es una institución. Es todo un sistema de valores, con lo que dicho término implica como la función de integración del grupo y de control social.” (Baudrillard, 1974: 119).

El mito de la felicidades promovido por la publicidad de los medios masivos de comunicación, los cuales desinforman y mantienen a la población en expectativa de las nuevas tendencias de la moda, los chismes del espectáculo, entre otros, pero censuran las expresiones críticas de las personas que piensan de forma diferente.

Cada empresa ofrece sus productos, hace fusiones con otras empresas, hace negociaciones, etc., pero los consumidores/as no están organizados/as, entonces las empresas siguen sus interés y ponen las reglas del juego. Las sociedades enajenadas se van alejando de la posibilidad de criticar, cuestionar y tomar sus propias decisiones; no solamente elegir entre las opciones que ofrece el mercado, sino tomar posición como ser humano/a y participar de las decisiones de su vida y de los que le rodean.

El mito de la felicidad es el que recoge y encarna en las sociedades modernas el mito de la Igualdad. En primer lugar, en las sociedades capitalistas la felicidad es mesurable y tiene una significación y una función ideológica. La felicidad se mide por medio de signos de confort y bienestar. En palabras de Baudrillard:

La felicidad, inscrita en letras de fuego detrás de la más mínima publicidad sobre las islas Canarias o las sales para el baño, es la referencia absoluta de la sociedad de consumo: es justamente el equivalente de la salvación”. (Baudrillard, 1974: 79).

De cual felicidad se habla cuando se observan nuevos tipos de segregaciones, entre personas que pueden tener derecho al aire puro, espacios amplios, silencio y todo esto a costa del hacinamiento y exclusión de la mayoría de las personas. Llama la atención el tema de los derechos, según Baudrillard, pues cuando ya no hay aire puro para todo el mundo, entonces se comienzan a hacer simposios, conferencias mundiales y leyes sobre los derechos al aire puro. Es una locura!

Otro mito en las sociedades contemporáneas, es que la pobreza es “culpa” de cada individuo y su incapacidad para ser competitivo/a y muchas veces las personas lo creen y lo aplican en su vida. Sin embargo, el crecimiento económico, la división del trabajo, la privatización de los recursos y las imposiciones de los países “desarrollados” sobre los “subyugados” son las causas estructurales, que tienen su arraigo en las relaciones de poder en las sociedades contemporáneas.

La moda como enajenación.

Erich Fromm intenta rastrear lo cambios en el carácter del hombre y la mujer producidos por las transformaciones radicales en la técnica industrial, la economía y la estructura social, es decir, cambios en las forma de la explotación de la naturaleza, la forma de la autoridad y el papel de la propiedad.


L
a intención es una crítica del presente en nombre de un pasado que está desapareciendo rápidamente. Esto es ante todo el proceso de constitución de sujetos alienados del capitalismo tardío a favor de la técnica.

El proceso se caracteriza por la creciente sustitución del trabajo manual por el trabajo mecánico, y además por la sustitución de la inteligencia humana por la inteligencia de las máquinas” (Fromm, 1976:91)


Se diseñan máquinas sencillas para que todos/as las podamos usar. Entonces se reduce la dificultad y la resistencia y se crean condiciones para que las personas no sean críticas, lo cual genera condiciones laborales para cada nuevo paquete tecnológico. Por una parte los trabajadores genéricos imposibilitados para realizar ciertas actividades son excluidos y por otra parte los trabajadores autoprogramables con un enriquecimiento de las labores y de su subjetividad. La resistencia y la dificultad son fuentes importantes de estimulación mental. Esto genera infelicidad y apatía en el trabajador, todo en detrimento de su subjetividad (autoestima).

Pero, más importante es la creciente concentración del capital en manos privadas y colectivas como lo son las corporaciones ó Sociedades Anónimas. Éstas concentran poder económico y político, son más anónimas al manipular más cosas, personas y símbolos que formalizados en términos de costos y ganancias adquieren formalmente igualdad para la toma de decisiones y resguardan a las directrices de responsabilidades por sus actos.


La matriz de acumulación capitalista tardía cuya producción se dirige a una masa de consumidores, se alienta el consumo-compulsivo impuesto.

Todo el mundo es incitado a comprar todo lo que puede aún antes de haber ahorrado lo suficiente para pagar sus compras. La publicidad y todo los demás medios de presión psicológica estimulan poderosamente la necesidad de un consumo mayor. Este proceso va de la mano con la mejora en la situación económica y social de la clase trabajadora” (Fromm, 1976:95)

El modelo capitalista se basa en la acumulación de capital por parte de los dueños de los medios de producción y la necesidad de vender la fuerza de trabajo para el resto de la sociedad, con el salario que se ganan se ven en la necesidad de consumir alocadamente diferentes productos que brindan estatus y posición dentro del círculo de relaciones.


La vida social capitalista se funda en “el milagro de la producción” que lleva de sí los signos de su éxito en el milagro del consumo: “Todo está al alcance de todos, todo puede comparse, todo puede consumirse” (Fromm, 1976: 96). Esto es, el mercado y lógica de acumulación se convierte en el horizonte ético de lo humano. Cada quien participa en el mercado de forma “libre”. En palabras de Fromm:

Necesita hombres que cooperen sin razonamientos en grandes grupos, que deseen consumir cada vez más, y cuyos gustos estén estandarizados y fácilmente puedan ser influidos y previstos” (Fromm, 1976: 96)

Esto lo vemos diariamente en los anuncios de televisión y los estudios de mercado que permiten identificar la población que va a ser seducida por este producto. La reacción de las personas ante un cartel de Oferta (compran lo que no necesitan solo porque esta barato).


El capitalismo tardío es un modelo de acumulación de capital y además ha transformado la subjetividad de los individuos, los sujetos nos sentimos libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, conciencia, principio, cuando en realidad nuestra alienación ha sido socializada desde nuestro mismo nacimiento y por ende, en la vida cotidiana no podemos entender cuales son los sutiles mecanismos que controlan nuestras vidas, a esto se refiere el concepto de alineación.


Para concluir el texto Fromm se pregunta: ¿Cuál es el efecto de la enajenación en la salud mental? La respuesta que ofrece el autor es que la modernidad se instaura como un mecanismo de control de aquello que perturban al sistema. Todo aquel que ose traspasar los límites determinados para su condición es reprimido y catalogado como patológico y peligroso. Aquello, que no sobrepasan los límites deben enfrentar el aislamiento y la depresión: “la incapacidad para sentir, es la sensación de estar muerto, aunque esté vivo nuestro cuerpo” (Fromm, 1976:170).

Conclusiones

El proceso de enajenación es tan grave, que las personas son también objetos de consumo, en las relaciones amorosas, las personas escogen su pareja de acuerdo a su forma de vestir, las marcas que usa, el carro que tiene, etc., también en el ámbito laboral, las personas venden su fuerza de trabajo inclusive 24 horas al día. La posibilidad para organizarse y cuestionar esta forma de vida, se dificulta más porque hay una gran desinformación por parte de los medios de comunicación. Además, para que se de una transformación del sistema, se tienen que curar a la sociedad enferma con una dosis de realismo para despertar de la enajenación.

Bibliografía

Baudrillard, Jean. La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras. Ed. Plaza y Janés, Barcelona, 1974.

Fromm, Erich. Capítulo V: “El hombre en la sociedad capitalista”, Apartado C. “La sociedad del siglo XX” En: Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. México: Fondo de Cultura Económica, 1976. Págs. 90-175


jueves, 20 de noviembre de 2008

Las Transformaciones de Pictor (H. HESSE)

Apenas llegó al paraíso, Pictor se encontró delante de un árbol que era a la vez hombre y mujer. Pictor saludó al árbol con reverencia y preguntó: ¿ Eres tú el árbol de la vida ?. Pero cuando, en vez del árbol, quiso responderle la serpiente; él se volvió y se marchó. Era todo ojos, cada cosa le agradaba muchísimo. Sentía claramente de encontrarse en la patria y en la fuente de la vida.
Y de nuevo vio un árbol, que era a la vez sol y luna. Pictor preguntó: ¿ Eres tú el árbol de la vida ? El sol asintió y sonrió. Las maravillosas flores lo miraron, con una multitud de colores y de luminosas sonrisas, con una multitud de ojos y de rostros. Algunos asentían y reían, otros asentían y no sonreían : en sí mismos se perdían, en sus perfumes se fundían. Una flor cantó la canción del arrorró. Una de las flores tenía unos grandes ojos azules, otra, le recordaba el primer amor. Una tenía el perfume del jardín de la infancia, su dulce perfume resonaba como la voz de la madre. Otra, riendo, alargó hacia él su plegada lengua roja. Él la lamió, tenía un sabor fuerte y selvático, como de resina y miel, pero también como el del beso de una mujer. Entre todas estas flores estaba Pictor, lleno de nostalgia y de una inquieta alegría. Su corazón, como si fuera una campana, latía fuerte, latía tanto; su deseo ardía en lo desconocido. Pictor vio un pájaro de luminosos colores posado sobre la hierba, de todos los colores el hermoso pájaro parecía estar dotado. Al hermoso pájaro de colores él le preguntó:
¿ Dónde está la felicidad ?
" La felicidad ?" dijo el hermoso pájaro y rió con su pico dorado, " la felicidad, amigo, está sobre los montes y en los valles, en las flores y en los cristales" Con estas palabras el pájaro despreocupado apartó sus alas, alargó el cuello, agitó la cola, entreabrió los ojos, rió una última vez, y después se quedó inmóvil sentado en la hierba, entonces: el pájaro era transformado en una flor de colores, las plumas se habían transformado en hojas, las uñas en raíces. En la gloria de los colores, en la danza y en el esplendor, el pájaro se había hecho planta. Píctor miraba esto maravillado.
De pronto, la flor – pájaro comenzó a mover sus hojas y sus pistilos, ya estaba cansado de ser flor, ya no tenía muchas raíces; agitándose un poco, se elevó lentamente y se convirtió en una espléndida mariposa, que se mecía en el aire, sin peso, toda llena de luces y con esplendor en el rostro. Pictor abrió maravillado los ojos de par en par.
Pero la nueva mariposa, la alegre colorida mariposa - flor - pájaro, el luminoso rostro colorado, voló alrededor de Pictor estupefacto. Brillaba el sol, bajó a la tierra levemente como un copo de nieve, se sentó cerca de los pies de Pictor, respiró dulcemente, tembló un poco con sus alas resplandecientes y entonces, se transformó en un cristal colorado, del que emanaba una luz roja. La roja piedra preciosa brillaba mágicamente entre las hierbas y las plantas, como el repique de una campana. Pero su patria, la profundidad de la tierra, parecía llamarla; rápidamente comenzó a volverse pequeña y amenazaba con desaparecer. Entonces Pictor, empujado por un anhelo incontenible, se acercó hacia la piedra que estaba desvaneciéndose y se la quedó para sí. Extasiado, sumergió la mirada en su mágica luz, que parecía irradiarle en el corazón el presentimiento de una inmensa beatitud.
De repente, arrastrándose sobre la rama de un seco árbol, la serpiente le susurró al oído: " La piedra te transforma en aquello que quieres. Rápidamente dile tu deseo, antes que sea demasiado tarde ". Pictor se asustó y temía ver desvanecerse su fortuna. Rápido dijo la palabra y se transformó en un árbol. Ya que más de una vez había deseado ser árbol, porque los árboles se le aparecían como llenos de paz, de fuerza y de dignidad.
Pictor se transformó en árbol. Penetró con las raíces en la tierra, se elevó hacia lo alto, hojas y ramas germinaron de sus miembros. Estaba tan contento. Con las fibras asentadas succionó en la fresca profundidad de la tierra y con sus hojas aventó alto en el Azul. Habitaban insectos en su corteza, sobre sus pies vivían el puercoespín y el conejo, entre sus ramas los pájaros. El árbol Pictor estaba feliz y no contaba los años que pasaban. Pasaron muchos años antes que advirtiera que su felicidad no era perfecta. Solo, lentamente, aprendió a mirar con ojos de árbol. Finalmente pudo ver y se quedó triste.
Veía, en efecto, que alrededor de él, en el paraíso, la mayoría de los seres se transformaban frecuentemente, que todo más bien, se deslizaba en un flujo encantado de perennes transformaciones. Veía las flores convertirse en piedras preciosas, o marcharse velozmente al camino como fulgurantes colibríes. Veía junto a él más de un árbol desaparecer repentinamente: uno se había disuelto en la fuente, otro, se había convertido en cocodrilo, otro, aún, nadaba fresco y contento, con gran placer, como un pez alegre, inventando en distintas formas nuevos juegos.
Los elefantes tomaban la vestimenta de las rocas; las jirafas, la forma de las flores. Sin embargo, el árbol Pictor, permanecía siempre igual, no podía transformarse más. Desde el momento que comprendió esto, su felicidad se le desvanecía: comenzó a envejecer y asumir de ahora en más aquél aspecto cansado, serio y afligido, que se puede observar en los árboles viejos. Lo mismo se podía ver todos los días también en los caballos, en los pájaros, en los hombres y en todos los seres: cuando no poseen el don de transformarse, con el tiempo, se hunden en la tristeza y en el abatimiento, y pierden toda belleza.
Un buen día, una muchacha de cabellos rubios y de vestimenta azul, se apareció en aquella parte del paraíso. Cantando y bailando, la rubia niña corría entre los árboles y hasta entonces nunca había pensado en desear el don de la transformación.
Más de una sabia mona sonreía a su paso, más de una mata la acariciaba lentamente, más de un árbol dejaba caer a su paso una flor, un nogal, una manzana, sin que ella lo percatase.
Cuando el árbol Pictor vio a la muchacha, lo apresó un gran estremecimiento, un deseo de felicidad como nunca había sentido antes. Y al mismo tiempo, se encontró preso en una profunda meditación, porque era como si su propia sangre le gritara: " Regresa en ti! Recuerda en este momento toda tu vida, encuentra el sentido, de otro modo, será demasiado tarde y no te será dada nunca más la felicidad ". Él obedeció. Recordó su origen, sus años de hombre, su camino hacia el paraíso, y en un modo particular aquel instante maravilloso en que fue árbol, aquel instante maravilloso en que había tenido en la mano aquella piedra encantada. Entonces, cuando toda transformación le era dada, la vida en él había sido ardiente como nunca más lo fue! Se recordó del pájaro que entonces había reído y del árbol que era sol y luna; lo apresó la sospecha que entonces había perdido, que había olvidado alguna cosa, y que el consejo de la serpiente no había sido bueno.
La muchacha oyó un rumor entre las hojas del árbol Pictor, levantó la mirada y sintió, con un imprevisto dolor en el corazón, nuevos pensamientos, nuevos deseos, nuevos sueños moverse dentro suyo. Seducida por esa fuerza desconocida se sentó sobre el árbol. Él le parecía solitario, solitario y triste, y en este momento, bello, conmovedor y noble en su tristeza; era encantada por la canción que le susurraba dulcemente su cabellera. Se apoyó en su áspero tronco, sintió al árbol estremecerse profundamente, sintió el mismo doliente escalofrío, en el cielo de su alma se deslizaban nubes, de sus ojos caían pesadas lágrimas. ¿ Qué estaba sucediendo ?, ¿ Porqué debía sufrir así ?, ¿ Porqué su corazón quería romper el pecho e ir a fundirse con él, con el bello solitario ?
El árbol tembló silenciosamente desde sus raíces, intensamente recogía cada fuerza vital y avanzaba hacia la muchacha, en un ardiente deseo de unión.
¡ Porqué se había dejado engañar por la serpiente para estar así, por siempre, siendo solo árbol ! ¡ Oh, cómo había estado ciego, como había sido tan tonto !
¿ Verdaderamente, en ese entonces, sabía muy poco, en verdad había estado tan lejos del secreto de la vida ? No, también en ese entonces lo había sentido y presagiado ! Y con dolor y profunda comprensión pensó ahora en el árbol que fue hecho de una hombre y de una mujer !
Venía volando un pájaro, rojo y verde, valiente y bello, mientras trazaba en el cielo un anillo. La muchacha lo vio volar, vio caer de su pico algo que brilló rojo como la sangre, rojo como los brazos, y cayó entre las verdes plantas. Resplandeció de tanta familiaridad entre las verdes plantas, el llamado de su luz roja era tan intenso que la muchacha se inclinó y exaltó aquel rubor. Y he allí que fue un cristal, un rubí, y entorno a él no podía haber oscuridad.
Tan pronto la muchacha tomó la piedra en su mano blanca, inmediatamente, se confirmó el sueño que le había colmado el corazón. La bella fue presa, se desvaneció y se hizo toda una con el árbol, se asomó de su tronco como una joven y robusta rama que rápidamente se elevó hacia él. Ahora todo estaba en su lugar, el mundo estaba en orden, solo ahora había encontrado el paraíso.
Pictor no era más un viejo árbol entristecido, ahora cantaba fuerte Pictoria. Victoria. Se había transformado. Y, puesto que esta vez había alcanzado la verdad, la eterna transformación, porque de una mitad se había convertido en un todo, desde aquel instante pudo continuar transformándose, tanto cuanto quisiera. Incesantemente el flujo encantado de la transformación recorría sus venas, activamente participaba de la creación que renacía a toda hora.
Se convirtió en corzo, en pez, en hombre y en serpiente, en nube y en pájaro. En todas las formas, pero estaba entero, completo, era una " pareja ", tenía en sí a la luna y al sol, al hombre y a la mujer, corría como un río gemelo por la tierra, estaba como una doble estrella en el cielo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Obama, 13 claves de su victoria

Texto tomado de alainet.org

Obama, 13 claves de su victoria
Isabel Rauber

El triunfo de Obama marca una incisión en la historia política estadounidense. Junto a los triunfos de Lula y de Evo, y ‑a pesar de las marcadas diferencias que existen entre sus trayectorias, sus propuestas y los actores que representan‑, habla a las claras de la fuerza convocante de la esperanza como motor movilizador de los pueblos en los tiempos actuales.

Lo sobresaliente de la victoria de Obama no radica en su color. El es un líder afrodescendiente y, en tanto tal, estimula a que se proyecten en él –a su medida‑ las miradas que evocan a Martin Luther King Jr, Malcom X, Ángela Davis y tantos otros miles de pares golpeados, vilipendiados o asesinados por el sistema. Pero su proyección como figura política no se centró en ello; estuvo marcada por las banderas que levantó, los postulados que invocó y las puertas (oportunidades) que prometió abrir.

No se presentó tampoco como alternativa al sistema; buscó su elección dentro del sistema [norte]americano, pensando y actuando como [norte]americano. Rescatar y resaltar el “espíritu [norte]americano”, apelar a sus mejores acervos político-culturales, fue precisamente lo que rubricó la fuerza cultural de su mensaje y constituyó el eje vertebrador de su estrategia para la victoria. El derrotero de su brevísimo camino a la Casa Blanca lo anuncia al mundo como un hábil estratega político. De ahí que resulte interesante destacar un grupo de claves que lo condujeron al triunfo.

○Desde su surgimiento como líder político, Obama tuvo claro que para llegar a ser Presidente hay que sentirse Presidente y actuar como tal. Para él, la presidencia no se protagoniza el día después del triunfo electoral, sino al revés: con las elecciones se corona lo que ya se es. Su discurso del 2004 así lo evidencia claramente: habló para todos, invocó los valores, el ideario y los imaginarios del legendario y ahora vilipendiado “espíritu [norte]americano”. Apoyándose en ello convocó a jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, blancos y negros, demócratas y republicanos… y así lo reiteró en el discurso que pronunció luego de su triunfo. Esto lleva a otra clave:

○No sectorializó su participación ni su representación. No se asumió nunca como vocero o representante de los negros. No apeló a las armas de la justicia racial pretendiendo desde allí conquistar “el derecho” a la Presidencia. Haciéndose eco del fracaso de Jessie Jackson, por ejemplo, se presentó como [norte]americano, es decir, no como un negro, sino como un político con capacidad para representar a todos, como el Presidente ideal de los [norte]americanos. Para ello,

○No se auto-acorraló ni se dejó acorralar. Invocó valores omnipresentes, asentados (aunque relegados) en la idiosincracia [norte]americana: rescató al país de las oportunidades para todos, del reino de la libertad y de la democracia como vía. Y así lo mostró y demostró –entre otras cosas‑ disputando por su candidatura desde las primarias.

○Consciente de que la fuerza de la política radica en la sociedad, confió su candidatura a la ciudadanía y no a los acuerdos –aunque los hubo‑ con la cúpula demócrata. No fue designado ni nominado por un grupo, sino venciendo en la disputa democrática cuyos valores reivindica y encarna.

○No invocó cuestiones del pasado, no llamó a tomar revanchas, ni se refirió a los obstáculos. Mostró las posibilidades latentes presentes y futuras, y convocó a sus conciudadanos a hacerlas realidad.

○Levantó con fuerza la idea de oportunidad y de cambio, siendo esta última la palabra más reiterada de su campaña. Y no por casualidad, sino porque es la piedra angular de cualquier posibilidad de salida de la inocultable crisis profunda en la que se encuentra el país y más aún, el sistema capitalista que éste anima. Con ello,

○Supo identificar y llegar a los sectores sociales claves poseedores de la energía y fe necesarias para empujar el proceso en dirección al cambio y las oportunidades: los jóvenes y la clase media con ambiciones de movilidad social ascendente, muy golpeada por la crisis. Y no se equivocó: fueron la fuerza social central de la campaña y el voto Obama.

○No se comprometió radicalmente con nada: no definió el sentido ni los contenidos de los cambios y las oportunidades; permitió que cada uno depositara en sus palabras un contenido propio. Con lo cual,

○Estimuló la fantasía presente o dormida, y apeló a los sueños y la imaginación como vía para enfrentar el “realismo” aplastante y mediocre del mercado y el guerrerismo que invocaba Mac Cain, en su decadente convocatoria a profundizar el neoliberalismo.

○Frente a la chatura y mezquindad de “Joe el fontanero”, su discurso sencillo (pero no simple) apeló a la solidaridad y a la paz, e invocó a lo mejor de los hombres y las mujeres, sabiéndolos deseosos de recuperar su orgullo y autoestima como país, tan vilipendiados por la administración Bush. Todo ello fue signando su arrollador carisma.

○No se presentó como “el cambio”, sino como la oportunidad para hacerlo. Con lo cual convocó a millones a acompañarlo, para protagonizar entre todos la desafiante aventura de recrear América y el mundo.

○Esto significa o puede significar también, recrear las relaciones entre Norteamérica y Latinoamérica. Y con ello despertó esperanzas más allá de sus fronteras. Entreabre una delgada puerta hacia la posibilidad de poner fin al bloqueo a Cuba, hacia la posibilidad de cesar el injerencismo desestabilizador y golpista en los procesos de Bolivia, Venezuela y Ecuador (para solo mencionar algunos), y construir interrelaciones diferentes con el continente, basadas en principios de respeto a las integridades y designios nacionales en todo el planeta.

○No habló para Mac Cain ni para Hilary. No habló para un sector social en particular. No llamó a votar a favor de algunos (un sector), ni contra los otros (los republicanos), sino invocando el nosotros. Y con un lenguaje claro y directo se dirigió siempre a los millones de estadounidenses a quienes buscaba convocar.

La gigantesca victoria de Obama evidencia que los pueblos ‑en este caso el de EEUU‑, están por la vida, por la paz. Enseña que el pueblo [norte]americano, pese a su deambular “equivocado”, tiene memoria de su valores y –crisis mediante‑, con Obama ha recuperado la esperanza y la fe en que es posible vivir de un modo diferente. Él supo despertar esos sentimientos, invocar los mejores valores de la idiosincrasia [norte]americana y constituirse en el ser humano que la personifica.

Por todo eso ganó.

Esta situación permite también tomarle el pulso al universo: marca el fin del señorío absoluto del realismo cínico del neoliberalismo y del racionalismo chato que imperaron hasta ahora como horizonte máximo de lo único posible, y anuncia el retorno de la fe y la confianza en la posibilidad de construir y vivir en un mundo mejor. Con estas llaves Obama alimentó la esperanza y estimuló la movilización de miles de millones de hombres y mujeres en EEUU, con ecos en todo el plantea.

En cualquier caso, su triunfo no es casual. Es parte de las oportunidades abiertas por las luchas de los pueblos. Llega de la mano del empantanamiento bochornoso de la tropas estadounidenses en Irak, y al son de una de las más profundas crisis del sistema capitalista desde 1929. Esto muestra también que la incertidumbre se acepta como alternativa cuando –como escuché decir a un periodista‑ “se le ve la cara al abismo”. Este abismo es la gran amenaza para Obama, pero a la vez su gran oportunidad y la de todos.

Indubitablemente, haber llegado a la cima del país más poderoso del mundo, hacerse cargo de una administración que es sostén del entrelazamiento de acero entre el poder financiero y el militarismo guerrerista/imperialista mundiales, no deja mucho margen para pensar que Obama podrá “hacer lo que quiera”, aunque todavía no ha expresado exactamente qué es lo que quiere. Habrá que ver qué define y cómo se maneja, cómo hace para que los millones que lo votaron aprovechen las oportunidades que él abrió, o si ‑desdiciéndose‑ lo cocina todo tras las puertas de la Casa Blanca.

Algunos se apresuran a tomar distancia y a vaticinar que su gobierno será un desastre, que él es (o será) simplemente un instrumento del sistema. James Petras lo define como “el candidato de Wall Street” porque, para él, mientras “la esencia” del sistema no cambie, nada tiene importancia, y entonces –prácticamente‑ lo mismo le da Obama que Mac Cain. Chomsky supone que la ideología guarda una relación directa de correspondencia con la pertenencia etno/genética de cada ser humano, y por tanto define ideológicamente a Obama como “un blanco que tomó mucho sol”. Otros se lamentan por la confusión que –aseguran‑ va a desatar, y otros alertan sobre su posible (y aparentemente inevitable) “traición”. La pregunta en tal caso sería, ¿traición a quiénes? Porque Obama no se planteó terminar con el sistema, ni reclamó la Presidencia como acto de justicia racial. No se postuló –reitero‑ como el candidato negro de los estadounidenses, sino como el candidato de todos los estadounidenses, es decir, como el salvador de los estadounidenses y su sistema social, económico, político y cultural, y también de su liderazgo mundial, pero redefiniéndolo y reconstruyéndolo desde un lugar y con modos diferentes al hasta ahora ensayado por los republicanos. No cabría entonces considerar una “traición” que se reúna y pretenda gobernar junto con algunos de ellos. Habrá que ver en función de qué políticas, con quiénes y cómo.

Todavía no se estrenó en sus funciones, sin embargo, las dificultades, los obstáculos y las amenazas comienzan ya a disputarle el oxígeno que respira. Conociendo el historial del poder [norte]americano no resulta disparatado vislumbrar a Obama transitando por el corredor de la muerte. Pareciera recomendable entonces, no precipitarse a realizar juicios absolutos y, para saber qué atenerse, esperar.

Con Mac Cain todas las puertas estaban cerradas. La llegada de Obama a la Presidencia concita interés por las puertas que abre o las que puede –tal vez‑ llegar a abrir.

Para no cerrar el diapasón del análisis, concedamos que tal vez Obama no quiera hacer algo diferente a los republicanos. Pero aun si así fuera, si finalmente resultara igual que Bush, ello no borrará el hecho real y concreto de que el pueblo lo votó por lo que dijo y por lo que prometió, y las suyas no fueron palabras ni banderas de guerras ni odios, sino de paz, de vida, de esperanza y de cambio.

Obama es la muestra mundial de que lo aparentemente imposible puede ser realidad. Desafió la hegemonía ideológica y mediática del neoliberalismo y con su triunfo mostró que es posible cambiar, que a pesar de tantas derrotas y desaciertos hay cabida para los sueños. Y lo hizo con la fuerza de ser ‑desde las entrañas‑, la encarnación afirmativa de esa posibilidad.

¿Será realmente capaz de aprovecharla a favor de su pueblo y de los pueblos todos?

Ciertamente no sabemos lo que será su gestión de gobierno. Más aún si tenemos presente que en política no existen garantías, que no hay nada absolutamente inevitable y predeterminado.

Pero vale concluir subrayando que, cualquiera sean los rumbos que Obama tome a partir del 20 de enero, nada modificará el significado trascendente de su victoria, que ha activado la esperanza de todos los condenados de la tierra, que hoy tienen en él una muestra palpable de que es posible triunfar. Y no mañana, sino hoy, ahora.

- Isabel Rauber es Doctora en Filosofía.


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jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Estudiar la cultura en América Latina?

Javier Torres Vindas

Quisiera plantearme esta pregunta: ¿Estudiar la cultura en América Latina? La razón de estratégica es de carácter epistémico. En particular, moldear someramente desde donde leo, elaboro y expongo la temática.
Se parte, para ello, del hecho “óntico”1 de que los seres humanos estamos “arrojados” a la existencia y en el devenir del trato con ese entorno físico aquello que aparecía como extraño fue configurándose “familiar” primero en su manipulación corpórea, luego en su representación pictórica (mental, bien plasmado en la bi-dimensionalidad de un dibujo, por ejemplo) y finalmente en asida por la más acabada representación “lenguaje”, sea este oral y luego escrito.
Este proceso de doble vía (filogenético-ontogenético) implica una apropiación de aquello lejano y ajeno a lo familiar, gracias a la praxis en la cual transformamos el entorno y nos transformamos en nuestro interior. Este paso, de lo óntico (lo existente) a lo ontológico (lo que decimos, el perfomativo acto de construcción de mundo) es lo que en su sentido más lato hemos dado en llamar “cultura”. Es decir, formas de sentir, pensar, actuar, representar. Todas ellas situadas, todas producción no siempre conciente. Aquí, forma, remite a la intencionalidad (individual y/o colectiva) que se materializa y que por el “rictus” de su uso se convierte en transmisibles de unos a otros.
En otras palabras, el hecho de que no sólo los objetos de conocimiento (sean estos míticos, gnoseológicos, teológicos, éticos, estéticos, políticos, epistémicos, etc.) sean históricos, sino también el hombre mismo lo sea, nos impide valorar "neutralmente" la realidad. No existe un saber objetivo, trasparente ni desinteresado sobre el mundo. Tampoco el ser humano, es un espectador imparcial de los fenómenos. Antes bien, cualquier conocimiento de las cosas viene mediado por una serie de prejuicios, expectativas y presupuestos recibidos de la tradición que determinan, orientan y limitan nuestra comprensión.
Es decir, los seres humanos estamos arrojados a un mundo en el que, a través, de un proceso de “socialización” se nos surte de una cultura y un lenguaje determinados (facticidad) que delimita y manipula su conocimiento de la realidad. Ésta no surge de la subjetividad, no es original de cada hombre particular, sino que está condicionada históricamente, y se vertebra en la articulación entre pasado y futuro, esto es, en el diálogo entre tradiciones.
Esto significa que cualquier pregunta prevé su respuesta y presagiamos o anticipamos de antemano aquello que queremos conocer, por lo que se crea cierta circularidad en la comprensión denominada (por Heidegger y Gadamer) "círculo hermenéutico"2, criticada por el cientificismo y la lógica clásica como un error o petición de principio.
Para el caso de “América Latina”, el cuestionamiento de su autenticidad y su identidad, empieza en el mismo momento de su “descubrimiento” (1492), que implicó, su encubrimiento por la “mirada” del europeo. Negada, la realidad sociohistórica, de los habitantes de este continente, se construyó un “hibrido” de tradiciones y marcos de referencia sobre lo que éramos, somos y tendremos que ser. El “vencedor” escribió la historia “verdadera” de América Latina (hegemónica-monológica, i.e. León Cortés) como la “cultura”, negando como “barbarie” (i.e. Juana Lucero, Doña Bárbara, Juan Rulfo, etc.) lo polifónico, carnavalezco, heteglóxico de los perdedores, que en muchos casos sobrevivió mimetizado, oculto entre las bambalinas, y con algunos asomos insurrectos (i.e. Cachaza, Única Mirando al Mar, etc.)
Pensar la cultura en América Latina, Centroamérica, Costa Rica, Guanacaste, Talamanca, etc., es en sí un acto cultural, ético y político. Es tomar distancia y establecer una posición desde donde se propugna desde donde se debe hacer la lucha por establecer los propios objetos de interés, sean estos: cine, teatro, pintura, etc. Bien, una reflexión (literaria, sociocrítica, psicoanalítica, sociológica) sobre esos productos, sus productores, los circuitos de distribución, su consumo. Implica, desde el campo intelectual académico, saber con quien y contra quien se dialoga (Canclini, Brunner, Sarlo, Ivan Molina, Sergio Villena, etc.).
Pensar la cultura en América Latina, es en sí un acto cultural, un habitus que se desarrolla en el campo estructurado y estructurante desde el cual se despliegan ciertas y no otras, posibilidades hermenéuticas y políticas, de eso que se denota como “pensar”.
En resumen, el acto mismo de “pensar” ya enota un lugar epistémico de producción de conocimiento. Lugar sociohistórico, cruzado por las tensiones propias de su ubicuidad y de la capacidad de cada quien de insertar desde allí “su” palabra y potenciar con ello “x ó y” aspectos de la cultura que deben ser atendidos, tratados, remitidos, defendidos, ocultados.
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Notas
1.La Diferencia entre lo óntico y y lo ontológico es trazada por Heidegger en Ser y Tiempo. El primero, indica lo existente independiente de una conciencia que de cuenta de ello; lo segundo aplica a lo que decimos de lo existente (su verbalización, su representación). Este ensayo empieza con esta indicación existencialista, a razón de intentar mostrar el carácter primigenio de la relación de los seres humanos con “su mundo”. Una lectura, alternativa se podría hacer desde Hegel, siguiendo las figuras del Espíritu que va de lo pre-consiente a la conquista del Espíritu Absoluto, a través, de el lenguaje, el trabajo y el deseo; tal como, lo presenta dicho autor en Fenomenología del Espíritu.
2.El círculo hermenéutico es para Gadamer un límite a cualquier intento de comprensión totalitaria pero también es una liberación del conceptualismo abstracto que teñía toda investigación filosófica. Esta limitación traduce fielmente la realidad como un decir inconcluso y no acabado. Heidegger, sin embargo, concibe la circularidad de la comprensión más como una oportunidad positiva que como una limitación meramente restrictiva. A través de la facticidad y del lenguaje se produce el encuentro con el ser, que es el que, en última instancia, decide y dispone del hombre.

viernes, 31 de octubre de 2008

Ciudadanía y familia.

Dos claves para las políticas sociales.

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Las políticas sociales pueden ser entendidas como aquellas intervenciones promovidas por el Estado en lo social (condiciones de vida) que presupone una alteración, participación o reacción de los diversos actores frente a esas acciones o iniciativas de los poderes públicos. El despliegue de esas políticas implica no sólo una transferencia o entrega de bienes o de servicios a una población determinada, sino que contempla la posibilidad de una participación activa de la población. Es decir, implica, interpela, afecta a ciudadanos y ciuadanas contretos, en su individualidad y en sus relaciones primarias (familiares). Esta afectación tiene efectos positivos y/o negativos en la legitimidad de los acuerdos sociales que soportan el entramado relacional donde se “juegan” (agency) dichas políticas sociales. Desarrollemos seguidamente, cada aspecto de esta tríada.

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  1. Ciudadanía a inicios del siglo XXI


El concepto ideal clásico de ciudadanía se compone de tres elementos: “la igualdad, el cumplimiento de la ley y la participación en la vida política” (Molyneux, 2000:24). El concepto se ha transformado como consecuencia de cambios en el sistema liberal político, el sistema radical y las teorías feministas. El sistema radical esta asociado al liberalismo económico, en el cual, se trasladan las responsabilidades del Estado a la ciudadanía activa. En síntesis, la definición de la ciudadanía cambia a través de la historia, pero actualmente el debate se centra en el ámbito económico y la globalización.


Estas transformaciones son el resultado de múltiples factores, y se basan en la libertad individual y las responsabilidades de las personas ante la sociedad. En primer lugar, comienzan transformaciones en lo económico, es decir, en la “era del neoliberalismo”, en la cual, se minimiza el papel del Estado, a la vez, se observan desigualdades y aumento de la pobreza; porque la reducción el mercado no logra resolver esas expectativas de lo/as ciudadano/as.


En segundo lugar, durante las décadas 80's y 90's del siglo anterios, se redujo (ostensiblemente) dentro del impulso neoliberal, la participación ciudadana a la practica del voto, como consecuencia se observa una ciudadanía pasiva, “con una visión empobrecida de la pertenencia social” (Molyneux, 2000:26). En tercer lugar, los procesos económicos de libre mercado, empiezan a imponer cambios a un ritmo acelerado; esto implica el cambio de ciudadano a consumidor, donde el individuo cree que elige lo que desea, pero dentro de una gama de posibilidades impuesta por le mercado y la clase social.


Al ir concluyendo, el primer decenio del siglo XXI, asistimos a un cambio del ejercicio de la ciudadanía que consiste en la ampliación de los de derechos fundamentales del hombre y se incluyen las luchas de las mujeres, etnias, inmigrantes, niños/as entre otros. Los procesos de cambios económicos, sociales, culturales permiten que el individuo sienta el derecho a reclamar sus derechos, ya no solamente en el ámbito político, sino también en ciudadanía económica y la ciudadanía social. La sociedad civil, entonces es más participativa en los debates actuales, en las distintas localidades.


La ciudadanía extendida también tiene un componente regulador porque cada persona se encarga de velar por los intereses propios y los de la comunidad o barrio. El papel que tenía el Estado Bienestar ha sido debilitado por el mercado; esto deja un vació en las normas de regulación, por ejemplo, en los servicios públicos y las garantías sociales que antes brindaba el Estado. En resumen, se extiende la ciudadanía hacia cada individuo, el cual busca llenar las necesidades que antes el Estado Bienestar le suplía. A la vez ese ciudadano se siente llamado a reclamar sus derechos humanos y participar más activamente en los procesos sociales (afirmative actions, es decir, cuotas de participación).


En este sentido, podemos retomar el concepto de seguridad ontológica, que remite (para nuestro caso) al “conjunto de condiciones económicas básicas que permite a los ciudadanos sentirse personalmente seguros viviendo en una sociedad y cuya reducción debilita el sentido de pertenencia con la sociedad” (Reuben, 2004 23). Cuando las personas sienten más derechos y observan que el Estado interviene cada vez menos en los procesos colectivos, entonces los individuos sienten la necesidad de reclamar sus derechos (luchas feministas, ambientales, políticas), porque tienen un sentido de pertenencia e identidad cultural que les llama a conservar su forma de vida.


En otras palabrasm, la seguridad ontológica se relaciona con el concepto de integración social, porque el elemento fundamental de ambas que son las relaciones de cooperación; los/as ciudadanos/as tienen variadas actividades, valores o creencias comunes que se reflejan en los derechos humanos de las mujeres y los hombres; los cuales, adquieren sentido dentro de cada cultura y sus diversos niveles de integración. Finalmente, una sociedad integrada se presenta cuando sus intereses están bien representados en el bienestar público.


  1. Ciudadanía y acuerdos familiares, en el enfoque de regímenes de bienestar.


El estudio de los Regímenes de Bienestar fue impulsado desde los 90´s por el sociólogo Gosta Esping-Andersen, como un esfuerzo por estudiar las dinámicas de los riesgos y responsabilidades sociales en la gestión del bienestar. Éste resulta de los pactos institucionales que en un colectivo social reparten el equilibrio entre la triada del bienestar: Estado, Mercado y familias. Juliana Martínez, afirma, que “el bienestar es la capacidad para el manejo colectivo de riesgos (…) el bienestar se construye a partir de múltiples interdependencias: reglas, expectativas, valores y normas sociales que definen qué prácticas son deseables y posibles (…) los regímenes de bienestar son precisamente la constelación de prácticas, normas, discursos relativos a qué le corresponde a quienes en la producción del bienestar” (Martínez, 2007: 2-3). Para, que dichas prácticas sean materialmente viables deben cumplir dos condiciones: ser política e institucionalmente impulsadas-sostenidas y contar con un mínimo de legitimación social.


Según el este enfoque, la “desfamiliarización” es cuando el Estado comienza a asumir responsabilidades que antes realizaban las familias. Los compromisos que el Estado Bienestar asume como los servicios públicos, educación gratuita y obligatoria, salud etc. permiten a las familias desentenderse esas decisiones. Además, las mujeres tienen más oportunidades de salir del ámbito familiar para estudiar y trabajar de forma remunerada. En el proceso de la “desfamiliarización” el Estado recauda impuestos para luego distribuirlos en las diferentes necesidades de la población y contribuir al bienestar de las familias.


En el caso contrario, en la “familiarización” la familia es responsable de los individuos que la componen (generalmente se habla de familia nuclear, en el período del fordismo). La familias el centro de toma de decisiones y depende del mercado, con respecto a la compra de servicios. Tomando en cuenta el concepto de Reuben sobre las “relaciones primigenias” que se constituyeron sobre las relaciones utilitarias entre individuos y se transformaron en lo que hoy conocemos como relaciones familiares o de parentesco.


El bienestar social se brinda cuando hay un proceso de “desfamiliarización” y los servicios que ofrece el Estado son de buena calidad (por ejemplo, los países escandinavos). En el caso del modelo de acumulación de capital, hay dificultades para que el Estado regule todas estos servicios, más bien el mercado trata de captarlos para obtener ganancias; este debilitamiento del Estado, puede ir en detrimento de las familias que no pueden pagar los precios del mercado. Entonces, el bienestar social de las familias se afecta por el modelo de acumulación de capital.


Otro factor importante es la participación de las mujeres en el ámbito laboral. En concreto, en Costa Rica, el Estado Bienestar brinda servicios de cuido e ancianos, niños/as, educación y salud, de manera que la familia se desentiende de esa responsabilidad, principalmente la madre que se le ha encargado el papel de ama de casa. Pero existen contradicciones importantes en cuanto a la inequidad de género, en los siguientes aspectos:

  • Diferencia en los salarios para hombres y mujeres en puestos iguales.

  • Pocos puestos de mando para mujeres con el mismo nivel de educación que los hombres.

  • Doble jornada para las mujeres: labores del hogar y trabajo remunerado.


Pero, no siempre el Estado se encarga de las responsabilidades, en el caso de América Latina, se han dado transformaciones económicas externas que han ido imponiendo un modelo de acumulación de capital internacionalizado, y a la vez hay dificultades internas del Estado para brindar servicios de buena calidad; frente a esto las familias se ven afectadas, por ejemplo, las altas tasas de divorcios y recomposición de familias extendidas. Para Esping-Andersen, la familia sigue teniendo las responsabilidades de cuido, educación etc. principalmente recaen sobre las mujeres.


Los procesos de “desfamiliarización” conducen al bienestar social cuanto más se acerquen a las características que cada sociedad establece como bienestar. El bienestar es una ideología del s. XIX inspirada en valores burgueses (filosofía utilitarista) y en valores del proletariado (filosofía de la miseria). El ideal del bienestar se lleva a cabo con el wellfare state (Estado bienestar). El bienestar moderno tiene que ver con los bienes de consumo y uso producidos por la economía industrial y se concreta como estilo de vida ligado la vivienda, el transporte, el ocio, la salud, la educación y el confort; esto depende de la cultura de cada país. En conclusión, depende del nivel de calidad de todos los servicios que brinde el Estado, así se acerca o no al valor fundamental del bienestar para todos/as1.

Bibliografía

  • Costa Esping-Andersen. Fundamentos sociales de las economías postindustriales. Barcelona: Ariel, 2000

  • Martínez Franzoni, Juliana. Regímenes de Bienestar en América Latina. Madrid: Fundación Carolina-CeALCI., 2007

  • Molyneux, Maxine, “Ciudadanía y Política Social en perspectiva comparada”, en Reuben Soto Sergio, ED. Política social: Vínculo entre Estado y sociedad. San José, C.R.: Edit. Universidad de Costa Rica, FLACSO-México, UNICEF, 2000 pp. 23-51.

  • Reuben, Sergio, 2000ª, “Política social y familia”, Contrapunto, Nº8, pp. 15-22, SINART, San José.

  • ____________, 2004. “La Sociedad Civil, el Bienestar Social y las Transformaciones del Estado en Costa Rica” Revista Reflexiones 83 (1): 21-30.



1 Ver Morin, Edgar “La cuestión del bienestar”. En: Sociología. España: editorial Tecnos, 2002. Pp. 247-251

jueves, 23 de octubre de 2008

Enlaces de interes

miércoles, 1 de octubre de 2008

Notas sobre el Análsis de Discurso

El análisis de discurso, pertenece al conjunto de instrumentos que permiten al investigador/a desarrollar habilidades reflexivas sobre su proceso de construcción de conocimientos. Es decir, que pertenece a la tradición reflexiva de las Ciencias Sociales. Dicha tradición, “privilegia valores, normas y crea pautas de conducta que favorecen la actitud analítica y crítica encaminada a revisar y evaluar ideas, los supuestos , las teorías y métodos convencionales no sólo alrededor de un debate abstracto, sino también, en el marco de las circunstancias históricas en que éstos se originan y desarrollan (…) la reflexivilidad como pauta de comportamiento consiste en el examen y reformulación constante de prácticas y convenciones a la luz de la información nueva sobre ellas, lo que altera su carácter constructivo”[1]
En otras palabras, esta técnica (y otras, de la tradición cualitativa-reflexiva) permite una revisión constante del material, del enfoque teórico y de las prenociones-prejuicios desde los que el investigador/a hace su producción de conocimiento sobre su objeto particular. Es lo que en teoría fundamentada se conoce como Método de comparación constante (MCC)[2].
En esta técnica habrían varias posibilidades o variaciones epistemológicas y técnicas para enfrentar “el discurso”: análisis de contenido, análisis estructural (i.e. Rosa María Pochet), sociocrítica (i.e. Edmond Cros) , el análisis ideológico de discurso (i.e. Helio Gallardo, Óscar Jiménez Ardón), análisis crítico de discurso (i.e. Van Dijk, Meyer), etc.
Lo determinante, es que, en todas, el discurso es objeto de estudio. Es una puerta a través de la cual, podemos acceder al universo de significación (marco categorial) desde el cual para el sujeto cobra sentido su “ser estar en el mundo”. Al respecto acusa Bajtín: “como sabemos, cada palabra es una pequeña arena de cruce y lucha de los acentos sociales de diversas orientaciones. La palabra, en los labios de un individuo aislado aparece como producto de interacción de las fuerzas sociales vivas”[3]. Es decir, se trata de establecer el nexo entre el discurso apostado y la sociedad donde dicho discurso es: producido y distribuido[4].
El Análisis crítico de discurso (ACD)[5], parte de que los discursos son históricos, por ende políticos y en consecuencia los alcances políticos de esta perspectiva son: develar las relaciones de poder que se ocultan-muestran[6] en el discurso y los resultados de dicho análisis se encaminan hacia su relevancia práctica. En este mismo libro, Van Dijk, afirma que el ACD “se centra en los problemas sociales y en especial en el papel del discurso en la producción y la reproducción del abuso del poder o de la dominación” (p.144).
El reto, se da, en que el material discursivo, es ya una elaboración “refractaria” (en términos bajtinianos)[7] es decir, hay un proceso de jerarquización ideológica (visión de mundo) que refracta a su vez una jerarquización sociohistórica (política, económica, etc) allí contenida. En otras palabras, todo discurso contiene refracciones discursivas que concatenan las vivencias y las valoraciones éticas y estéticas que un colectivo social expresa o calla sobre su devenir, pero que son expresados y condensados en diversos materiales sígnicos: pintura, caricatura, chistes, discursos políticos, artículos de opinión, etc., por seres humanos concretos. Esto es así, porque el cambio de las funciones de determinados valores no es el resultado de una valoración subjetiva, sino de un cambio objetivo de las relaciones sociales: de la praxis humana. Las cuales a su vez serán refractadas por el investigador/a.
En general, se puede establecer que los criterios epistemológicos comunes a todo análisis de discurso suponen:
  • Supone que todo [ORIGEN] autor de textos [SUJETO CULTURAL, siguiendo a Cros], y con ello, todo texto es portador de representaciones y valores más o menos consientes que expresan o traducen la posición o posiciones (movimiento) de un grupo o subgrupo social al interior de una formación económico-social.
  • Indica que el material explícito de un texto sólo adquiere su sentido comunicativo objetivo por su organización [ESTRUCTURA INTERNA = FORMA ESTÉTICA], y por su inserción posible de esa organización en los sistemas y subsistemas [IDEOLOGÍAS REGIONALES] que conforman el campo de la ideología
  • Señala que el material explícito de un texto remite a comportamientos o prácticas sociohistóricas “externas” al texto. Prácticas que lo determinan [SENSIBILIDAD DOMINATE ó ethos]
  • Observa que los contenidos y la forma explícitos de un texto no constituyen necesariamente su mensaje comunicativo objetivo.
  • Plantea que la forma y contenidos mediante los cuales un texto sesga un mensaje comunicativo objetivo es función del juego – defensa, refuerzo, negatividad, racionalidad, tecnología, etc. – de las ideologías regionales frente a la ideología dominante.
Esquema 1: Niveles a considerar en un análisis de discurso

Fuente: Elaboración propia
Ahora, volviendo explícitamente al ACD, se puede afirmar que:
“Como el resto de perspectivas, esta corriente reconoce la relación existente entre el discurso y la sociedad y el hecho de que la actividad discursiva es una práctica social, sin embargo, su interés radica en descubrir y describir las importantes repercusiones sociales e ideológicas del discurso. Las relaciones sociales que cristalizan en el discurso a menudo implican conceptos como poder, relaciones de género, filiación étnica (...) El hecho de concebir este análisis como crítico implica que se debe ir más allá de la simple constatación de estos conceptos y centrarse en ciertas “desviaciones” de los mismos como el abuso de poder, la discriminación por razones de género o raza, etc. (…) Una consecuencia teórica fundamental de este tipo de elección es el hecho de que el ACD no se propone contribuir al desarrollo de un paradigma científico concreto sino que su objetivo es el tratamiento y análisis de los problemas sociales en su vertiente discursiva, es decir, trata de investigar si cuestiones como, por ejemplo, el racismo o el sexismo tienen un reflejo en las prácticas discursivas desarrolladas en nuestras sociedades.”[8]
En fin, el todo discurso expresa y condensa las cosmovisiones de grupos sociohistóricos, que tratan de dar sentido a sus existencias, aspecto que podemos graficar:
Esquema 2: Supuesto epistémico-político del ACD

Fuente: Gallardo, 1981:161



[1] Tarrés, María Luisa. “Lo cualitativo como tradición”, en, Tarrés, María Luisa (coord.) Observar, escuchar y comprender sobre la tradición cualitativa en la investigación social. FLACSO-México, Colegio de México:2001. Página 37
[2] Cf. Strauss, Alsem y Corbin, Juliet. Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Medellín, Colombia: Editorial de la Universidad de Antioquia, 2002. Páginas 29-109.
[3] Bajtin, M [Voloshinov, V] El marxismo y la filosofía del lenguaje: Los principales problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. (trad. Tatiana Bubnova). Madrid: Alianza Editorial, 1992. Página 70
[4] Ver mis artículos “El concepto de Ideología en Mijail Bajtin” y “Discurso Ideológico sobre la violencia en los colegios públicos de Costa Rica” http://alainet.org/active/16627
[5] Meyer, Michael. “Entre la teoría, el método y la política: la ubicación de los enfoques relacionados con el ACD” En, Wodak, Ruth y Meyer, Michael. Métodos de Análisis Crítico de Discurso. Barcelona: Gedisa Editorial, 2003. Páginas 35-59
[6] Este dueto mostrar-ocultar es lo que en la tradición hermenéutica de Heidegger y Gadamer se denomina “aleteia” y que se presenta como clave de lectura para asumir los círculos de significación. En este sentido, véase: Gadamer, H.G. Verdad y Método. Fundamentos para una hermenéutica filosófica. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1977. En especial el capítulo “Análisis de la conciencia de la historia efectual” páginas 415-459.
[7] Sobre el tratamiento del concepto refracción discursiva, véase el texto de Bajtín antes referido con especial atención en las páginas 24-50 y 118-137.
[8] De la Fuente García, Mario. “El Análisis Crítico del Discurso: una nueva perspectiva” En, Contextos. XIX-XX/37-40, 2001-2002. Páginas 408-409.

El desarrollo. Celso Furtado

"El desarrollo no es sólo un proceso de acumulación y aumento de la productividad macroeconómica, sino principalmente el camino de acceso a formas sociales más aptas para estimular la creatividad humana y responder a las aspiraciones de la colectividad." Celso Furtado