viernes, 3 de abril de 2009

¿Quién quiere ser millonario?

Javier Torres Vindas
Sociólogo
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Arremete la empresa Televisora de Costa Rica S.A. en la adquisición de franquicias de programas exitosos -por sus ganancias- como bailando o cantando por un sueño. Ahora nos ofrece ¿Quién quiere ser millonario? Conducido por Ignacio Santos. Programa que ha tenido éxito en más de 50 países y que hacia el año 2000 en Chile, por ejemplo, fue conducido por Don Francisco. Además, este año, la película “Slumdog Millionaire” ha sido ampliamente premiada, la cual muestra una historia verosímil llena de contrastes individuales y colectivos: miseria, ignorancia, riqueza, snobismo, gloria mediática, en condiciones de desigualdad social desgarradoras.
La puesta en escena es un simple tecnhé mediático: una escenografía tecno futurista, un héroe o heroína se sienta esperanzado frente a una pantalla de computador en las que leerá las preguntas que pueden llevarlo ala millonada. Un amigable y prestigioso showman (Ignacio Santos) lo acompaña y reconoce por unos minutos frente a las cámaras. El público presente en el estudio está presto a dar su auxilio. Lo único que esta en juego es, qué tan informado está para responder preguntas concretas a cuatro opciones, que para su beneficio cuentan con “comodines”, es decir, opciones de elección racional de oposición al azar: la consulta telefónica, encuestar al público presente o bien, disminuir sus opciones a un 50%. A lo cual se suma el suspenso que controla Ignacio Santos y a los indispensables close up de las cámaras ante el nerviosismo o duda de los concursantes.
En su devenir, este programa nos ofrecerá memorables pasajes épicos de nerviosismo, duda, “ignorancia” o mal elección racional entre los comodines de concursantes que han perdido su oportunidad de ser millonarios, y por ende, felices, queridos, aclamados. Pero, también, podemos acudir a epifanías de la razón, a emergencias de la genialidad, a felices desenlaces en que una persona gracias a su sapiencia, astucia o azar, logra el sueño, la gloria, el éxtasis embriagante, mágico-religioso, y juntos los y las costarricenses por unos minutos creeremos, seremos bellos, buenos, verdaderos. Embriaguez colectiva que sentimos únicamente cuando la sele logra su cometido: el gol.
E idénticamente que en el pasado reciente, mientras estos héroes y villanos son nuestro pan cotidiano. En la vida real donde efectivamente, no hay este despliegue de gloria tecno-mediática, los asuntos que nos atañen a todos y todas, y que efectivamente no nos harán millonarios, pero que definen las reglas y las condiciones materiales de existencia, son obviadas, o bien, sontamente minimizadas.
Específicamente, una propuesta del Plan Escudo (29 de enero del 2009) que contraviene los intereses de los y las costarricenses, dado que redefine las relaciones laborales. Esta iniciativa, ha sido presentada a la Asamblea Legislativa, el día 26 de marzo con el título "Protección del Empleo en Momentos de Crisis" (expediente Nº 17.315). Con ella y bajo el pretexto de que son medidas ante la crisis el gobierno y las Cámaras empresariales impulsan un nuevo marco de relaciones de flexibilización laboral.
En este, panorama, el día 3 de abril los medios de comunicación nacionales han reportado la finalización exitosa de las negociaciones del G-20, obviando un “dato”: Cristina Fernández de Kirschner y Lula da Silva, han tutelado le eliminación de dicho acuerdo de la cláusula sobre flexibilización laboral.
¿Por qué el gobierno y las cámaras insisten en el tema de la flexibilización laboral como respuesta a la crisis? ¿Por qué el gobierno no impulsa medidas a la borrachera de los créditos blandos en las tarjetas de crédito? ¿Qué medidas concretas tomará el gobierno ante el paraíso fiscal que es Costa Rica, según la lista difundida por la OCDE? ¿Podemos las trabajadoras, los trabajadores y otros sectores sociales articular fuerzas con miras a impulsar una política pública sobre relaciones laborales?
Preguntas todas que exceden la lógica del programa (datos), por ende, inadmisibles. Como no hay salida en este país de las maravillas fiscales, al igual que Alicia, busquemos buenas enciclopedias y apostemos a que nuestra amiga “siempre con usted” nos llame y nos pregunte ¿quién quiere ser millonario?

1 comentario:

Anónimo dijo...
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El desarrollo. Celso Furtado

"El desarrollo no es sólo un proceso de acumulación y aumento de la productividad macroeconómica, sino principalmente el camino de acceso a formas sociales más aptas para estimular la creatividad humana y responder a las aspiraciones de la colectividad." Celso Furtado