Mientras caminábamos juntas y juntos por las avenidas de México DF en compañía del sol, …en medio de carteles, cámaras, sinceridad y gente compañera, elevando con tanta certeza consignas tan simples y honestas como “mi escote grandote no es para que me toques” o “mi falda cortita no me hace facilita”…habitamos como nunca la palabra PUTA, polisémica y controversial, palabra que ha sido utilizada para nombrar de forma “resumida”, más allá de la carga valorativa o nociones normativas a las trabajadoras sexuales, prostitutas o más brevemente… “putas”…o de forma peyorativa y prejuiciosa a ellas o a nosotras (las de otro trabajo, oficio, sueño u ocupación) asumiendo – al usarla- que así debe ser denominada toda “señora o señorita-MUJER” que se distancia de la vocación por la virginidad, la rectitud y las buenas costumbres, por lo que deberá cargar con el peso de las culpas, los castigos, las sanciones que se resumen en esta palabra bisilábica PU-TA.
Pero la idea de que “putas somos todas” nos genera un aire fresco de franqueza y solidaridad por la libertad de decidir, de escribir nuestra historia, esa individual y colectiva, esa que nos hace únicas, plurales y a la vez nos convoca a estar unidas…decidir sobre nuestros ojos, cabello, cintura, senos, en fin sobre todo …enteras…convicción, razón y corazón, esa que nos anima a la lucha y denuncia …para no ser violentadas nunca, bajo ninguna de las múltiples (cada vez más novedosas y sutiles) versiones de la agresión…para sabernos humanas, imperfectas, “no Marías ni Magdalenas”…solo nosotras con esta mezcla de elementos que escogemos y construimos para vivir…
Puta entonces hoy significa ser la mujer que es y quiere ser quien es, quien lleva una minifalda o un pantalón sin culpas, quien lleva un cuello alto o tiene un escote profundo hasta el alma y vibra, sintiendo su cuerpo como propio, la que se cubre porque quiere…no por temor…la que define su forma de ser, hacer y vivir. Muchas veces esta palabra (PUTA) ni siquiera es nombrada en voz alta abiertamente y de frente, habita pensamientos lascivos y prejuiciosos de quienes quieren con ello (creyendo en su derecho de hacerlo) juzgar a las que se han zafado con delicada o abrupta habilidad de los “deberes seres”…tantas veces invadidos de hipocresía que buscan burdas y pretendidas perfecciones.
No señoritas, no damas…no princesas…no malas, ni buenas…mujeres…humanas…en la pluralidad y plenitud de lo que esto significa...cubiertas o destapadas, gritando más fuerte o de forma discreta pero nunca callando…Hoy esa palabra se transforma en una consigna de amor, de lucha de re-novación, re-construcción-, re-significación lejos de cualquier estigma simplista y trivial…
Cae la tentación y el peligro del o la lectora que vinculará esto con cierto feminismo o una lucha sexista. No hay confrontación naturalizada en esto, los “enemigos de esta lucha no son naturalmente hombres y/o mujeres” …es toda idea, principios, acción u omisión, persona(s) que juzgue, violente y/o castigue la decisión y posibilidad de caminar por las calles y por la vida siendo las mujeres que queremos ser … La revolución empieza en una misma, la primera búsqueda de soberanía reside en los cuerpos, el machismo -entre otras formas de discriminación- es una lucha que hombres y mujeres debemos dar a partir de la opción sexual que tengamos…en el fondo…la reafirmación es un reto diario, se construye gritando juntas y juntos… en la cotidiana búsqueda de la transformación…
En el marco de esta palabra que hoy suena distinta y maravillosa "PU-TA"…me retiro a los libros…a la poesía…a la alegría…como decía el cartel que orgullosamente portábamos por las avenidas de México DF en compañía del sol “PUTA CON MAESTRIA”