JOSEPH E. STIGLITZ Premio Nobel de Economía en 2001
Crítico con la ortodoxia neoliberal, el catedrático de la Universidad de Columbia 
arremete con dureza contra las políticas de austeridad, que considera que pagan 
los ciudadanos con sacrificios que los gobiernos no pueden explicar
A un economista bregado en la crítica como Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943) 
no le tiembla la voz cuando señala los responsables de la crisis ante un público 
que, en parte, podría sentirse aludido por sus reproches. Ni cuando denuncia las 
crueles consecuencias sociales que acarrearán las medidas de austeridad que se 
han impuesto como prioridad la Unión Europa o Estados Unidos para salir de 
la crisis. Y mucho menos cuando pide decir las cosas por su nombre y no hablar 
de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal cuando, a su juicio, en realidad "se trata 
de una protección de los bancos europeos". El premio Nobel de Economía 2001 
y catedrático en Columbia es igual de implacable con el fundamentalismo de 
mercado ante el auditorio repleto de empresarios del Círculo de Economía de 
Barcelona que en sus artículos de opinión y sus libros.
Antes de su charla, atiende a EL PAÍS en una sala del hotel de Sitges donde el lobby 
empresarial catalán celebra cada año sus jornadas. Afable y tranquilo, Stiglitz 
es capaz de indignarse, por ejemplo, porque el presidente de EE UU, Barack 
Obama, a quien asesoró, se haya rodeado de quienes, en su opinión, provocaron 
la crisis. Ya en su último libro, Caída libre (Taurus, 2010), no ahorra críticas al 
presidente estadounidense en un ejercicio de honestidad. En la revisión de esa 
obra, en octubre del año pasado, se refirió al duro ajuste en las cuentas públicas 
españolas. "Por ahora, España no ha sido atacada por los especuladores, pero 
puede ser solo cuestión de tiempo", concluyó entonces.
Pregunta.¿Sigue pensando lo mismo ahora?
Respuesta.España está en una situación diferente a la de Grecia. Empezó la crisis 
con una deuda pública del 60% de su producto interior bruto (PIB), y no del 130%. 
Sin embargo, el desempleo es más grave. En gran medida, la respuesta no está en 
las manos de España. Si se crea un fondo solidario europeo que permita contribuir 
al crecimiento de España, el país no tendrá ningún problema. Lo tendrá si Europa 
falla.
P.Las dudas acerca de que Grecia pueda afrontar el pago de su deuda soberana son 
hoy un quebradero de cabeza para la Unión Europea. ¿La reestructuración de su 
deuda es la salida?
R.La mejor solución sería la creación de un fondo solidario europeo, con el cual 
se ayudara a que Grecia restaurara su crecimiento. Alemania podría seguir 
expandiéndose, los bancos europeos realizarían más inversiones en el país y se 
estimularía la economía. Eso permitiría, a su vez, restablecer el crecimiento, 
mejorar los ingresos públicos y reducir el déficit. Así que con estos compromisos, 
los intereses de la deuda griega bajarían y el país podría cumplir con sus 
obligaciones.
P.Pero...
R.Sí, nada de eso va a pasar.
P.¿Entonces?R.Esa sería la mejor solución. Si la Unión Europea no presta asistencia pública, 
los mercados siguen con esta visión negativa, los intereses siguen muy altos y los 
países de la Unión rechazan postergar los plazos para devolver la deuda... En ese 
caso, la reestructuración es inevitable.
P.El rechazo a los rescates ha dado alas a partidos de ultraderecha del norte de 
Europa, como en el caso de Finlandia. En ese contexto, ese fondo que propone no 
se antoja muy factible...
R.La pregunta es: ¿se trata un rescate a Grecia o a los bancos alemanes? Es 
exactamente la pregunta a la que me enfrenté cuando estaba en el Banco Mundial 
y fuimos "al rescate" de México, Corea, Tailandia o Indonesia. No, no estábamos 
salvando a esos países, sino a los bancos occidentales. Y puesto que no quisimos 
llamarle "el rescate de los bancos occidentales", decidimos que se trataba de un 
rescate a esos países. Y es lo que está pasando ahora: estamos rescatando a los 
bancos alemanes, por lo que debería llamarse así.
"La mejor solución para Grecia es crear un fondo de solidaridad europeo para su 
recuperación"
P.Lo que usted plantea pone a los Estados en otro aprieto, entonces. ¿Cómo 
explican los Gobiernos a los ciudadanos que hay dinero para rescatar a los bancos 
y luego les imponen medidas de austeridad?
R.No pueden. La respuesta es que o Europa muestra su solidaridad o no puede 
pedir a los ciudadanos de esos países que sacrifiquen sus vidas a través de su 
bienestar para salvar a los bancos, cuando estos fueron los que causaron los 
problemas primero. Ahí está en juego el concepto de justicia social.
P.Habrá oído acerca de las protestas y acampadas que se han producido en las 
principales plazas de España. ¿Son un reflejo de eso?
"Las protestas en España eran inevitables con los altos niveles de desempleo que 
hay"
R.Esas protestas eran inevitables, con los niveles de desempleo que tiene España. 
Sin embargo, las protestas no son normalmente lugares donde se articulen 
filosofías económicas. Son una reflexión, una expresión de que algo va mal, una 
demanda de soluciones cuando no se ha hallado diagnóstico.
P.Entre otras cosas, en el centro de las críticas de esas protestas están la 
corrupción política y las medidas de austeridad.
R.Ellos ponen en el mismo saco ambas cosas. Una de las vías de la corrupción 
era la burocracia. Pero en lo que a esta crisis se refiere, no lo ha sido. Como lo 
fue en el pasado, la corrupción es uno de los problemas de hoy. No obstante, 
la definimos de una forma banal, como una corrupción social de los políticos. 
Estamos hablando de otra cosa, de influencia política, que se basa, por ejemplo, 
en las contribuciones para las campañas electorales. Es legal, pero ese sistema no 
funciona bien para la mayoría de los ciudadanos.
P.Tras encadenar años de abundancia, los países de la Unión Europea, entre ellos 
España -y ahora también Estados Unidos-, ahora deben recortar su gasto para 
enderezar sus cuentas públicas. ¿Es la única vía para salir de la crisis?
R.No, ese es el camino erróneo. La austeridad nos llevará a un bajo crecimiento 
que significará recaudar menos impuestos y acumular más gastos para atender a las personas desempleadas y otras necesidades sociales. Y la reducción de 
déficit va a ser mínima y, en cualquier caso, decepcionante. Mientras tanto, las 
consecuencias sociales a corto y largo plazo serán enormes. Y las económicas, 
también. Por ejemplo, y esto es relevante en particular en España, cuando los 
jóvenes desempleados llevan mucho tiempo sin trabajar pierden sus capacidades, 
con lo que se está destruyendo el activo más importante del país, que es el capital 
humano. Además, resulta mucho más complicado reintegrarlos al mercado de 
trabajo, y cuando encuentran un empleo la actividad ha descendido y los salarios 
también lo han hecho.
P.¿Entonces los recortes significan prolongar la crisis?
R.Las perspectivas a largo plazo son que la economía se debilita todavía más. 
A mi modo de ver, una estrategia de austeridad no sirve para la recuperación. 
Necesitamos pensar cómo hacer crecer la economía y simultáneamente, a medio 
y largo plazo, ir reduciendo el déficit. Y hay formas para hacerlo. La mayor parte 
del déficit se debe a un bajo crecimiento. Cuando se restablece, se solventa el 
problema, puesto que el déficit no es la causa del crecimiento bajo, sino al revés: el 
bajo crecimiento es la causa del déficit. Esa es la idea que la gente debe entender. 
Debemos pensar, pues, estrategias que promuevan el crecimiento con un impacto 
positivo sobre el déficit.
P.¿Por ejemplo?
R.Puesto que las clases bajas consumen más que el resto, si cambiamos la presión 
fiscal de la clase media y la pasamos a los ingresos más altos, resulta que con 
los mismos ingresos tributarios conseguimos más estímulos o que con el mismo 
estímulo conseguimos recaudar más.
P.Antes recordaba que el déficit no es la causa de la crisis. Las cuentas públicas de 
Irlanda exhibían superávit antes de la recesión y las de España también lo tuvieron 
durante tres ejercicios.
R.Exacto. Eso prueba por qué era erróneo el marco europeo basado en que todo 
lo que se necesitaba para que el euro funcionara era lograr la convergencia. ¡Esos 
eran dos países que lo estaban haciendo de acuerdo con la fórmula!
P.En la primera etapa de la crisis, parecía que había un amplio consenso en que 
debían regularse más los mercados. Incluso varios presidentes de Gobierno 
hablaron de "refundar el capitalismo". ¿Dónde quedó todo eso?
"Las medidas de austeridad son un error y la reducción del déficit será 
decepcionante"
R.Los políticos... Parece que las fuerzas políticas que permitieron la desregulación 
de los mercados y los beneficios y que crearon este tipo de capitalismo 
disfuncional pretendieron prevenir una destrucción de su capitalismo. Esto no 
debería ser una sorpresa. Las demandas para una reforma fueron de algún modo 
captadas en la campaña de Obama, que estuvo marcada por el cambio. Pero 
ahora Obama tiene el mismo equipo económico que contribuyó a la crisis. Ya no 
podemos esperar un cambio.
P.¿Los recortes en el Estado de bienestar no dejarán a los Gobiernos con menos 
capacidad para afrontar la próxima crisis?
"Obama se ha rodeado de quienes causaron la crisis. Ya no podemos esperar un cambio"
R.Sí. Claramente, la crisis está minando las capacidades para actuar en otra que 
pueda venir, y además no hemos realizado el trabajo regulatorio para reducir las 
probabilidades de caer en otra crisis. De hecho, en Estados Unidos las cosas están 
peor, y no mejor que antes.
P.España no solo se emplea en recortar el déficit, sino que se enfrenta a un 
problema de competitividad. Puesto que el Gobierno no tiene ya en sus manos la 
política monetaria, ¿se puede recuperar a través de un ajuste de los sueldos?
R.Si la gente no tuviera ninguna deuda, conceptualmente se podría pensar 
en una bajada uniforme de salarios y precios domésticos, que sería análoga 
a una devaluación. Pero la gente sí tiene deudas contraídas, en euros, y sería 
más complicado afrontarlas con una rebaja de los sueldos. Esa solución solo 
nos llevaría a un empobrecimiento. Por eso, decir que para recuperar la 
competitividad basta con bajar sueldos es ignorar una realidad básica de la 
economía moderna.
P.El Banco Central Europeo ha avanzado una próxima subida de los tipos de 
interés, lo cual complica la salida de la crisis de España. ¿Cómo debería afrontarla 
el Gobierno?
R.Los Gobiernos que se apoyan en los tipos de interés se olvidan de que disponen 
también de instrumentos regulatorios que pueden incidir en la disponibilidad 
de los bancos para volver a prestar. Para lograr esos efectos, pueden efectuarse 
cambios en la regulación o bien en los requerimientos de reservas de los bancos.
P.¿Está el euro en peligro?
R.No debería estarlo. Existe una hoja de ruta a través de la cual el euro podría 
emerger con mayor fortaleza, pero no parece que Alemania quiera seguirla ahora. 
Cada vez más gente reconoce que hay dos caminos. Uno es moverse y apostar 
por una Europa más fuerte, reconocer que se cometió un error porque no se 
terminó el proyecto del euro y acabarlo. Eso acarrea un trabajo fiscal. Hay otra 
posibilidad, que es la de no considerar que es un proyecto inacabado y que hay que 
abandonarlo. Pero el marco actual no es viable.
P.El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet ha propuesto 
un ministerio de Economía para Europa, con competencias fiscales y tutela del 
sistema financiero. ¿Habría que avanzar hacia esa dirección?
R.A largo plazo, la Unión Europea necesita algo así. Pero hay que tener en cuenta 
que con la creación del euro los países cedieron dos instrumentos [los tipos de 
cambio y los tipos de interés]. Y esto se llevará otro instrumento.
P.¿Entonces qué debe hacer la Unión Europea, avanzar hacia una integración 
fiscal o no hacerlo?
R.Europa necesita un sistema de financiación más integrado. En Estados Unidos 
es federal, no está completamente integrado. Dos terceras partes corresponden al 
nivel federal y un tercio al estatal y local. En Europa, solo un 1% está en manos del 
sistema federal, lo cual no es equilibrado.
P.¿Eso no requiere también una mayor integración política?
R.De hecho el sistema económico europeo está más integrado que el político. Y ese 
modelo de integración debe ser capaz de funcionar en un contexto en el que las partes pueden experimentar diferentes shocks. Por ejemplo, en Estados Unidos 
hay un marco adecuado de integración, aunque no perfecto. Si California sufre un 
shock, hay vías para que el sistema vaya a ayudarla. Europa no tiene una política 
económica uniforme o una doctrina ante circunstancias diversas.
P.¿Se están alimentando nuevas burbujas? Hay analistas que hablan de Brasil u 
otros emergentes...
"Europa tiene dos caminos: continuar o con el proyecto inacabado del euro o 
abandonarlo"
R.La política de la Reserva Federal contribuyó a crear liquidez. Y en un nuevo 
mundo de integración global monetaria, donde el dinero puede ir donde quiere, 
la liquidez busca los retornos más altos y crea burbujas. La respuesta es sí, pero 
en cierta medida los países están intentando compensar esos efectos. Su éxito está 
por ver.
P.Ha sido muy crítico con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque alabó 
el viraje que le dio Dominique Strauss-Kahn antes de que tuviera que dimitir. ¿Qué 
escenario se abre ahora?
"El sucesor de Strauss-Kahn debe seguir con sus reformas y dar transparencia al 
FMI"
R.Durante mucho tiempo he destacado lo importante que sería tener un líder de 
los países emergentes. Pero también lo es tener un sistema abierto y transparente, 
e incluso un buen líder, con independencia del lugar donde nació. Si la mejor 
persona para llevar a cabo esa tarea de transparencia es francesa, eso no 
debería ser un impedimento. Las reformas que puso en marcha Strauss-Kahn 
deben continuar y no debe darse ningún paso atrás. Para mí, prima la filosofía 
económica al país de procedencia.
P.¿Cuál es su candidato: la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, o el 
gobernador del Banco de México, Agustín Carstens?
R.México es un Gobierno muy conservador, que trató de hacer una aproximación 
a la austeridad y no funcionó demasiado para el país. Desconozco si ha articulado 
una propuesta sobre lo que haría en el caso de Grecia u otros Estados. Pero si 
él cree en la austeridad, que es el enfoque oficial, debo pensar que esa visión es 
errónea. En el caso de Lagarde, sí sé lo que ha hecho en Francia. Y ella sí ha sido 
muy explícita acerca de la necesidad de una regulación de los bancos.
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El desarrollo. Celso Furtado
"El desarrollo no es sólo un proceso de acumulación y aumento de la productividad macroeconómica, sino principalmente el camino de acceso a formas sociales más aptas para estimular la creatividad humana y responder a las aspiraciones de la colectividad." Celso Furtado
 
 
 
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