sábado, 24 de enero de 2009

Mesa redonda: "GAZA: La urgencia del dialogo"

Mesa redonda:
"GAZA: La urgencia del dialogo"

Participantes:

* Dr. Mauricio Frajman, profesor de la Escuela de Medicina.
* Dra. Úrsula Hauser, psicoanalista.
* M.Sc. Kifah Sasa, sociólogo.

Moderador:

* Dr. Carlos Sandoval, Director del Instituto de Investigaciones Sociales.

Fecha: Miércoles 28 de enero del 2009.
Hora: 5:00 pm.
Lugar: Miniauditorio de la Facultad de Ciencias Sociales, UCR

Operación Plomo Impune

17 de Enero 2009
Por Eduardo Galeano, de Brecha (Montevideo)

Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional , ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.
(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró)

viernes, 23 de enero de 2009

Obama, Gaza y la nueva coyuntura

Angel Guerra Cabrera
(Tomado de alainet.org)

El imperio, justo cuando se despeñan al abismo su economía, sus aventuras coloniales, su liderazgo, el consenso doméstico y las certezas en que sustentaba la hegemonía, intenta empujarnos a la autocomplacencia ante la asunción de la presidencia por Barak Hussein Obama. Es precisamente la catastrófica coyuntura lo que forzó a los mandamases de la nueva Roma a aceptar que alguien relativamente ajeno al círculo de los elegidos, surgido del activismo comunitario, con inusitada simpatía popular y, para colmo, mitad negro y de padre musulmán, llegara por primera vez al más alto cargo gubernamental. El enroque en la Secretaría de Estado de la aspirante blanca, rubia y anglosajona a la presidencia, que junto a un equipo de veteranos servidores del sistema garantice la continuidad, no impide que el flamante mandatario tenga licencia para dar a sus palabras un tono conciliador, crítico de algunas prácticas anteriores y una dosis de realismo, siempre que, como se verifica en su discurso inaugural, no se aparten del canon de nación elegida para regir el destino del planeta y ensalcen su historia belicista. Pese al hecho notable de que alguien de su origen ascienda tan alto, es más cuestión de imagen que de sustancia.

Como el Supermán de las tiras cómicas, al margen de la realidad social, y de los límites que le imponen ser prisionero, y producto, de las rígidas reglas del capitalismo y de la estructura del poder estadounidense, según el patrón mediático debemos cruzarnos de brazos a esperar por los milagros que hará el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Suplantadas en los televisores de un plumazo las dantescas imágenes dejadas por años de férreo bloqueo, represión inmisericorde y casi un mes de ametrallamiento de Gaza “en vivo y en directo” por las del espectacular show de toma de posesión del nuevo mandatario, la consigna es portarse bien.

Entre la absoluta impunidad que, con la incondicional aprobación y apoyo de la elite estadounidense –republicana y demócrata- Israel ha ejercido su barbarie inaudita, y la infundada idea de confiar nuestro destino a la ejecutoria de un solo individuo podemos discernir el mensaje del sistema dominante. En el campo simbólico no puede ser más gráfico: no habrá clemencia con los que disientan. Y dónde sentar mejor el precedente que en Gaza, corazón de la identidad, los anhelos y el indoblegable espíritu de lucha palestinos; ejemplo, por su insignificancia territorial, su insondable miseria material y carencia de armas para defenderse, de la posibilidad de los pequeños e inermes de resistir frente a las armas más modernas y los métodos más crueles.

La oportunidad escogida para dar una lección a Gaza no es fortuita. Quienes se han enriquecido y apoyado su poder con el fraude electoral, financiero, empresarial y guerras justificadas con burdas mentiras a expensas de hundir en un agujero negro la economía mundial y hambrear a cientos de millones, ahora temen la insubordinación generalizada. Irak, Afganistán, Líbano, Nepal, Grecia, la emergencia en América Latina de novedosas alternativas y una voluntad de integración que acoge a Cuba con todos los honores, anuncian la reacción, que podría multiplicarse, contra un sistema de explotación y depredación sin precedente, sustentado en el creciente terror de Estado.

Salpicada su investidura por la sangre palestina, Obama no ha proferido una frase que lo distancie de quienes la hicieron derramar y juegan festinadamente con la paz mundial. Su perdón anticipado a los crímenes de Bush y compinches refuerza la impunidad para los que detentan el poder, como ha escrito el premio Nobel Paul Krugman, y mina la esperanza de quienes confiaban en que el nuevo ocupante de la oficina oval honrara su juramento de defender la Constitución.

La situación que enfrentará el nuevo gobernante, en casa y en el mundo, es mucho más grave de lo que se reconoce por sus causantes y puede suponerse que lo haga reajustar la magnitud de las ambiciones hegemónicas de su antecesor. Pero por más que atempere sus modales, retórica y escala de acción, el imperio no cambiará su naturaleza agresiva, depredadora y expansionista.



http://alainet.org/active/28566

viernes, 16 de enero de 2009

EL ESPEJO

Hablar de ese objeto tan a la mano y la vez tan lejano abre un doble problema óntico.
En primer lugar todo espejo cumple su función reflejante sin la necesidad de que ningún otro ente le determine. En este sentido acusa Tatiana Lobo, en su novela El Año del Laberinto: “(…) En las casas solas lo más siniestro son los espejos inmóviles, reflejando siempre lo mismo, sin rostros que envejezcan, sin muecas de dolor ni gestos vanidosos, sin sonrisas” Efectivamente, un espejo es ante todo siniestro: es familiar y monstruoso. En sí mismo es un oxímoro. Es allí, donde radica su acontecer óntico y nuestra incapacidad ontológica de dar cuenta de él sin sentir ese malestar, esa angustia de inmutabilidad e independencia respecto de su entorno y peor aun de las marcas que en nuestros cuerpos hacen su trabajo y sólo el espejo nos devela. Pues solo gracias a el podemos observarnos el rostro. Solo frente a el somos morales, sin máscaras.
Ahí frente al espejo nace el segundo problema óntico. La conciencia de quien es reflejado. Ese a quien miro en el espejo es efectivamente un cuerpo que muere cada día y en sus pequeñas muertes prepara su partida. Ese a quien miro en el espejo es un cuerpo al que por convención, y un gran acto de fe denomino “yo” (self). Mi mismidad entra en juego frente a él. Pero, el espejo lo mismo que yo juega su opacidad en su acto reflejante. El y yo somos siniestros: familiares y monstruosos.

El desarrollo. Celso Furtado

"El desarrollo no es sólo un proceso de acumulación y aumento de la productividad macroeconómica, sino principalmente el camino de acceso a formas sociales más aptas para estimular la creatividad humana y responder a las aspiraciones de la colectividad." Celso Furtado